El líder del Partido Comunista de Rusia (PCR), Guennadi Ziugánov, y el presidente de la Federación de Sindicatos Independientes (FIS), Mijaíl Shmakov, acordaron ayer un plan común de acción para la jornada de protesta nacional del 7 de octubre próximo.
Tras reunirse en la sede de la FIS, ambos dirigentes anunciaron que en la protesta mantendrán el pedido de dimisión del presidente ruso, Boris Yeltsin, y un cambio de política económica.
"Millones de rusos participarán en la acción", afirmó Ziugánov, quien aseguró que la convocatoria no responde "a un capricho de los dirigentes políticos o de los sindicatos, sino a una demanda del pueblo dictada por la situación actual".
Por su parte, el presidente de la FIS apostó por adelantar las elecciones presidenciales y legislativas, y celebrarlas conjuntamente, como única posibilidad de "formar un equipo estable de consenso que pueda hacer frente a los problemas del país".
En medio de una sensación generalizada de caos y a pocos días de la protesta nacional, la renuncia de Alexandr Shojin a su cargo de viceprimer ministro, en el que estuvo 15 días, dejó al aire las luchas de poder en el seno del nuevo Gabinete.
El primer ministro ruso, Yevgueni Primakov, sigue sin equipo y sin programa económico definidos.
"No seré hoja de parra de nadie", manifestó el viernes tras dimitir Shojin, el hombre que hasta el viernes trató de convencer al Fondo Monetario Internacional (FMI) de que no retire el apoyo a Rusia y de renegociar las gigantescas deudas contraídas por el Estado.
"El nombre de su sucesor es todavía una incógnita y, sin duda, marcará el rumbo político de un Ejecutivo que hasta el momento ha tenido a gala el adjetivo de "heterogéneo", pero en el que cada vez es más evidente el peso del ala izquierda.