Springfield (EE. UU.) El quinceañero Kipland Kinkel compareció ayer ante un juzgado, donde fue acusado de cuatro cargos de homicidio en primer grado por matar a balazos a sus padres y a dos compañeros del colegio, mientras las autoridades norteamericanas se han declarado impotentes ante la violencia armada en las escuelas norteamericanas.
Kinkel, quien lucía controlado y vestía una sudadera negra de la Universidad de Oregon, respondió "sí" al confirmar su nombre y fecha de nacimiento mientras respondía a las preguntas del juez Jack Mattison, del condado de Lane.
El juez programó una audiencia preliminar para el 16 de junio, en la cual la Fiscalía espera tener una acusación formal, por el tiroteo, de un gran jurado investigador.
En esta tragedia, la octava que ocurre en escuelas de Estados Unidos desde el 2 de febrero de 1996, falleció un alumno en el acto y otro, Ben Walker, de 16 años, murió ayer a causa de las heridas. Otros 25 alumnos recibieron tiros por parte del sospechoso durante el ataque armado que realizó en la cafetería de Thurston High School .
La ley de Oregon establece que Kinkel deberá ser juzgado como un adulto, aunque su edad impide que la Fiscalía solicite la pena de muerte si es declarado culpable de los cargos. En ese caso, será condenado a prisión perpetua.
El incidente del jueves en Thurston High School, en el que murieron dos estudiantes, ha sido el aldabonazo que ha alertado a los estadounidenses de que algo anda mal en el sistema escolar del país o de la sociedad en general, en opinión de muchos.
Congresistas demócratas reclamaron ayer la sanción de nuevas leyes para prevenir hechos de violencia en las escuelas.
"Tenemos estándares de seguridad para las armas de juguete; esa es la ley", dijo el representante Charles Schumer de Nueva York, y agregó, sin embargo, que "carecen de estándares de seguridad para un armas (de fuego), lo cual es una locura".
"Este no es un problema escolar, es un problema social", dijo la superintendente de los centros educativos del estado de Oregón, Norma Paulus, tras declarar que la dirección de la escuela secundaria de Springfield actuó correctamente al suspender a Kinkel por llevar a la escuela un arma, que además era robada.
"Todos nosotros deberíamos ver si hemos fallado como sociedad y cómo pudo ocurrir esa tragedia en el corazón de Oregón", manifestó el gobernador de ese estado, John Kitzhaber.
Las autoridades dijeron ayer que Kinkel, que fue esposado luego de comparecer ante el tribunal, sería trasladado del centro de detención juvenil a una cárcel para adultos del estado después de comparecer ante el tribunal.
Además de los dos estudiantes que murieron en la escuela, Kinkel presuntamente mató a balazos a sus padres en su cómoda casa a las afueras de la ciudad, dijo la policía.
Los cadáveres de los padres del sospechoso, el profesor jubilado William Kinkel, de 59 años, y la maestra en activo Faith Kinkel, de 57 años, aún permanecen en el interior de su vivienda, según dijo Mike Moscovitz, portavoz de la oficina del alguacil del condado de Lane.
Esos cuerpos fueron identificados por Katie, abuela del menor implicado en el tiroteo, según los periódicos Statesman Journal y The New York Times.
El sheriff del condado, Jan Clements, indicó, por otra parte, que se hallaron dos artefactos explosivos en el domicilio de Kip Kinkel, el adolescente acusado de ser el responsable del tiroteo.
Autoridades municipales de Denver (Colorado) anunciaron ayer que restablecerán la presencia de policías en las escuelas de su jurisdicción y que los costos adicionales de este servicio, que superan el medio millón de dólares por año, serán compartidos con la comunidad.