
KENNEBUNKPORT, EEUU (AFP) - El presidente estadounidense George W. Bush practicará este domingo y lunes una nueva forma de la política de la distensión, antiguamente en vigor con Moscú, al recibir a su homólogo ruso Vladimir Putin en la residencia familiar de Maine (noreste).
Antes de este segundo encuentro en un mes, ni Washington ni Moscú han señalado sin embargo la menor voluntad de concesión importante en una disputa que ha tomado tintes de guerra fría sobre el proyecto estadounidense de escudo antimisiles para Europa.
Putin será el primer gobernante extranjero que es recibido por Bush, presidente desde hace más de seis años, en la soberbia residencia de su padre en Kennebunkport, sobre el Atlántico.
En esta región costera donde el 43 presidente norteamericano adora salir a pescar como su padre, "se trata para los dos hombres de tener una discusión tranquila, más informal", dijo un alto funcionario del gobierno.
La residencia de Kennebunkport, sobre un espolón rocoso que se hunde en el mar, brinda un "ambiente más distendido donde pueden hablar largamente de esta relación, de las posibilidades de cooperación en los ámbitos en los cuales existen tensiones", añadió.
Bush y Putin no tendrán una agenda precisa. Entre domingo y lunes, la Casa Blanca concibe también momentos de ocio, con o sin Bush padre. Pero el escudo antimisiles va a acaparar una buena parte del tiempo.
Este proyecto ha crispado las relaciones ruso-norteamericanas. Estados Unidos asegura querer instalar un radar en la Repúlica Checa y misiles de interceptación en Polonia para proteger a sus aliados europeos contra la amenaza balística de Estados considerados "parias" como Irán. Rusia, ya preocupada por la expansión de la OTAN a sus puertas, ve una amenaza en este proyecto.
En junio Putin le presentó a Bush una contra-propuesta: puso a su disposición una estación de radar existente en Azerbaiyán. En cuanto a los misiles de interceptación, Moscú no los ve necesarios.
"No vemos una amenaza proveniente de Irán (...) en un futuro previsible", dijo un portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov.
La Casa Blanca, por su parte, confirmó la sospecha de que un abandono de parte de Bush de los proyectos de Polonia y República Checa era poco probable.
"Hay radares y radares. La pregunta es: ¿Qué tipo de radar es ese, cuáles son sus capacidades?", dijo el alto funcionario de Estados Unidos acerca del radar de Azerbaiyán.
Peskov advirtió que si Bush persistía en su proyecto, Rusia "velaría por sus intereses".
El responsable estadounidense dio a entender que Estados Unidos preferiría estudiar cómo la estación azerí podría integrarse en un sistema más vasto. "No es que no tengamos suficiente tiempo para una discusión en profundidad", señaló.
Ambas partes han recomendado además no esperar demasiado de esta reunión, más allá de un posible acuerdo de cooperación nuclear civil.
Los expertos señalan que la cercanía de las elecciones en los dos países complican más las cosas.
Pero el marco informal de Kennebunkport debería prestarse a una discusión más global sobre el futuro de las relaciones bilaterales y las preocupaciones de Bush sobre la evolución de Rusia.
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