Expertos indicaron que en el avión falta una bombona de oxígeno de emergencia, y ordenaron a la aerolínea inspeccionar todos los cilindros de la flota de Boeing 747.
El vuelo del Boeing 747 de Qantas volaba de Hong Kong a Melbourne el pasado viernes, cuando una explosión produjo una repentina despresurización de la cabina.
El avión, que había hecho escala en Hong Kong procedente de Londres y transportaba a 365 personas entre pasajeros y tripulación, cayó 6.000 metros antes de recuperar la estabilidad, y luego hizo un aterrizaje de emergencia en Manila.
Al bajar del aparato, los pasajeros descubrieron con sorpresa un agujero de tres metros en el fuselaje, junto al ala derecha.
Un investigador de la Oficina Australiana de Seguridad en los Transportes, Neville Blyth, dijo a la prensa en Manila que en el aparato faltaba una botella de oxígeno.
“Es demasiado pronto para decir si esa fue la causa de la explosión”, expresó Blyth. “Pero falta uno de los cilindros de oxígeno de emergencia”, añadió.
Blyth dijo que los investigadores han descartado la hipótesis de un ataque terrorista.
“No hay pruebas de que haya habido un problema de seguridad. Los perros rastreadores filipinos han inspeccionado las maletas y no han encontrado material sospechoso”, explicó.
Blyth pronosticó que la investigación inicial durará entre dos y tres días, y que dentro de dos o tres meses se publicará un informe.
En un comunicado, Qantas dijo que revisará las botellas de oxígeno de toda su flota de 747-400 “por precaución” y que los resultados estarán listos al final de esta semana.