Toulouse (Francia). El balance provisional de la explosión del viernes de la fábrica petroquímica AZF en Toulouse (sureste de Francia) aumentó aún más ayer y llegó a 29 muertos y 1.170 heridos, mientras el país toma conciencia lentamente de la amplitud de la catástrofe.
Esta toma de conciencia está acompañada de una polémica sobre la implantación de lugares industriales peligrosos en medio de las grandes aglomeraciones.
Más cuerpos
Como lo temían las autoridades, la lenta y penosa labor de los servicios de socorro en medio de las ruinas de la fábrica de producción de abonos químicos, permitió encontrar los cadáveres de más víctimas de la deflagración, la mayor parte obreros de esta filial de la ELF.
El balance publicado anoche por la prefectura de la región daba cuenta de 29 muertos y un total de 1.170 heridos, 650 de los cuales están hospitalizados y 30 en un estado "muy grave".
Unos 700 bomberos intentaron durante toda la jornada encontrar sobrevivientes pues la explosión se produjo el viernes, "todas las esperanzas están permitidas", explicó el coronel Michel Donin.
Los investigadores de la policía judicial de Toulouse y los especialistas de la policía científica continuaron la operación de búsqueda sistemática en las ruinas, en busca de elementos que permitieran explicar el origen de la explosión.
Oficialmente, ninguna hipótesis ha sido excluida, aunque los investigadores parecen inclinarse hacia la teoría de una explosión accidental.
Los primeros elementos permitieron localizar la explosión en el área de almacenamiento, donde había entre 200 y 300 toneladas de nitrato de amonio.
Por precaución, las dos empresas cercanas a la fábrica AZF fueron cerradas hasta nueva orden.
Un día después del drama, los habitantes de los barrios de Toulouse cercanos al lugar de la explosión, se levantaron ante un espectáculo desolador.
En un radio de varios centenares de metros no hay una ventana que haya resistido, numerosos tejados han sido arrancados y muchos techos se hundieron.
El primer ministro, Lionel Jospin, y ELF desbloquearon cada unos $130.000 en concepto de ayuda de urgencia a los afectados y sus familiares.