Washington. Taciturno, proveniente de la clase acomodada de Egipto, Mohammed Atta es considerado por el FBI como el coordinador en Estados Unidos de la red que perpetró los atentados terroristas del 11 de setiembre.
Arquitecto de formación, hijo de abogados y amante del ajedrez, se hacía pasar, algunas veces, por un príncipe árabe, Atta es un enigma para el FBI y los medios lo califican como "el cabecilla" de los 19 suicidas que secuestraron aviones de pasajeros y ejecutaron el acto terrorista.
Atta lanzó el primer avión, un Boeing 767 de American Airlines, contra la torre norte del Centro Mundial de Comercio.
"Sin ninguna duda es una figura clave y dotada de un cierto nivel de organizaicón", dijo Peter Crooks, exagente del FBI especializado en antiterrorismo.
Atta, de 33 años, nació en Kafr el Cheij, una pequeña ciudad del delta del Nilo. Su padre Mohammed el-Amir Atta, quien rechaza los nexos de su hijo en los atentados, lo describió como un "niño maravilloso, tranquilo y risueño" pero muy ambicioso.
Diplomado en arquitectura en la Universidad de El Cairo, se inscribió en 1992 en la Universidad Técnica de Hamburgo para perfeccionarse. Hasta entonces laico confeso, fue allí que comenzó a seguir los preceptos del Islam. Habría peregrinado a la Meca y dirigió un grupo islámico de 20 estudiantes.
En ese grupo conoció a dos de los pilotos suicidas del 11 de setiembre: el libanés Ziad Amir Jarrah, de 26 años, y el emiratí Marwan Al-Shehhi, de 23.
Los investigadores suponen que los contactos de Atta con miembros de grupos terroristas se iniciaron en 1999, especialmente en Siria; país que visitó varias veces entre 1994 y 1999.
Según los investigadores, era el único que conocía a la mayoría de secuestradores.