Por el ataque contra el precandidato presidencial y senador Miguel Uribe Turbay, registrado la tarde del sábado 7 de junio en Modelia, occidente de Bogotá, la Policía y la Fiscalía abrieron varias líneas de investigación que permiten determinar que el atentado criminal fue articulado y previamente planeado.
Según los primeros hallazgos, los responsables habrían ejecutado una operación que no surgió de la espontaneidad, sino que se trató de un hecho que tuvo una planificación con componentes logísticos específicos y una inteligencia criminal desarrollada con días de antelación al evento.
Fuentes indicaron a EL TIEMPO que el seguimiento al candidato por parte de los agresores no habría sido reciente, toda vez que se tenía en el radar todos y cada uno de los desplazamientos que realizaba el senador.
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Dentro de las líneas de investigación lanzadas, el arma empleada en el ataque, una tipo Glock, se ha convertido en una pieza clave dentro del proceso investigativo.
“Se trata de un modelo de origen austriaco, inusual en acciones de este tipo dentro del país, lo que ha activado protocolos para rastrear su llegada a manos del sicario”, dijo la fuente.
Las autoridades analizan por qué se eligió este tipo de armamento, en un contexto donde la trazabilidad de armas es un factor determinante para establecer nexos logísticos.
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Sobre la configuración del atentado, se indaga la posibilidad de que un grupo externo especializado, bajo un esquema de contratación criminal —comúnmente denominado outsourcing delincuencial—, haya sido el responsable de ejecutar la operación.
Lo anterior supone que el atentado habría sido planificado por organizaciones del crimen organizado urbano, aunque no se descarta vínculos con mafias tradicionales o estructuras guerrilleras.

Otro de los elementos sometidos a investigación, es la presencia de varias personas en posiciones que ahora resultan objeto de análisis, incluyendo a dos mujeres cuya cercanía y actitud con respecto al presunto sicario han generado preguntas entre los investigadores.
“Se analiza si estas personas ya habrían estado en anteriores eventos, e incluso se trastean las cámaras del lugar para saber el momento exacto en el que llegaron a la zona del ataque”, dijo la fuente, quien agregó que también se indaga la distribución de las personas alrededor del escenario sugiere que hubo una coordinación que permitió al atacante acercarse sin ser detectado oportunamente.
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Expertos en temas de seguridad, como el general retirado Juan Carlos Buitrago, señalan que el atacante no tenía un plan de escape claro. “Lo que sí es evidente, es que ante unas declaraciones improvisadas, los escoltas tuvieron la versatilidad para activarse y materializar el plan sacando ventaja del débil esquema y la vulnerabilidad del escenario”, dijo.
Lo anterior ha sido interpretado como señal de inexperiencia por parte del sicario. “Este aspecto es considerado relevante para entender la mecánica del ataque y la posible utilización de una persona joven e inexperta como ejecutor material, dentro de una estructura dirigida por actores con mayor conocimiento criminal”, explicó la fuente.
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