Un hombre que se hizo pasar por abogado penetró ayer en la cárcel de alta seguridad de Palmira y asesinó a Helmer Pacho Herrera , uno de los cabecillas del cartel de Cali, informó el Instituto Nacional Penitenciario.
Herrera, de 47 años, jugaba al fútbol dentro del penal, a 290 kilómetros al oeste de Bogotá, cuando fue atacado a balazos por el intruso, quien fue arrestado de inmediato por la guardia penitenciaria, según el informe oficial de Carmen Lucía Tristancho, directora del instituto.
El agresor, que portaba una cédula de identificación a nombre de Rafael Angel Uribe Serna, de 32 años, iba a la oficina jurídica para constatar su condición de abogado, pero antes de llegar allí pasó a la cancha de fútbol, donde atacó a Herrera y le disparó seis balazos, dijo Tristancho en conferencia de prensa.
La funcionaria agregó que el agresor llegó a la cárcel y solicitó ver a un recluso detenido por hurto y que los agentes de seguridad lo sometieron a todos los chequeos rutinarios de seguridad, incluyendo el paso por un detector de metales.
Uno de los puntos de la investigación de las autoridades es determinar si Uribe entró con el arma de 9 milímetros que utilizó, o si esta le fue suministrada dentro del penal, donde están recluidos en total 885 reos.
A quemarropa
El doctor Gustavo Paredes, director de urgencias del hospital San Vicente de Paúl de la ciudad de Palmira, dijo que el cadáver de Herrera presentaba heridas de bala en el rostro y el cráneo hechas a quemarropa, y que se le practicaba una autopsia.
Los compañeros de fútbol del jefe del narcotráfico atacaron al asesino. La guardia penitenciaria lo rescató para evitar que fuera muerto a golpes y fue internado en el mismo hospital de Palmira con heridas en la cabeza.
"Durante los 26 meses que Herrera estuvo en la cárcel de Palmira, no recibió amenazas de muerte", dijo su abogado Gustavo Salazar Pineda, quien protestó por la "inseguridad monstruosa que hay en las cárceles colombianas".
Salazar Pineda, en diálogo telefónico desde Miami con la emisora Radionet, descartó que Herrera hubiera sido víctima de represalias debido a que denunció a unas 20 personas, incluyendo parientes suyos, por participar en sus transacciones de narcotráfico y lavado de dinero, con el objeto de obtener reducción de pena por cooperar con la justicia.
No descartó, sin embargo, que detrás del crimen hubiera "viejos resentimientos" por la lucha que libraron en la década del 80 y a comienzos de la del 90 los carteles narcotraficantes de Cali y Medellín por el mercado de la cocaína de Nueva York, que produjo un baño de sangre entre los dos grupos criminales (nota aparte).
. "Este es un crimen de enemigos agazapados de la paz, contra un pacifista como era Elmer Herrera", agregó Salazar Pineda.
Herrera, considerado uno de los más ricos y poderosos narcotraficantes, se entregó a la justicia el 2 de setiembre de 1996 y fue condenado a 176 meses de prisión por los delitos de enriquecimiento ilícito, narcotráfico y concierto para delinquir.
También fue sentenciado al pago de una multa de 1.169 millones de pesos ($744.000). La sentencia fue apelada ante la Corte Suprema de Justicia.
Herrera es el segundo jerarca del cartel de Cali que muere violentamente, después que la policía colombiana desbarató esa poderosa organización del narcotráfico. José Santacruz Londoño, considerado el tercero en jerarquía, murió el 5 de marzo de 1996 en Medellín en un enfrentamiento con la policía, tras haberse fugado de la cárcel.