Washington. Las personas obesas "no deben apesadumbrarse" si no consiguen adelgazar fácilmente, porque "hay poderosos factores biológicos que luchan en su contra", opinó el descubridor de la hormona de la obesidad, Jeffrey Friedman.
Friedman, junto con Stephen Burley, ambos en la Universidad Rockefeller de Nueva York, descubrieron en 1995 que la hormona leptina es responsable de la pérdida de peso y de la estimulación del metabolismo.
Pero el complicado proceso mediante el que esta hormona actúa en el cerebro hace que la búsqueda de una solución a la obesidad, la "epidemia silenciosa" de nuestro tiempo, sea muy difícil.
Culpa de los genes
En una conferencia en el Dillon Ripley Center de Washington, que pertenece al Instituto Smithsonian, Friedman afirmó: "la respuesta de por qué mucha gente no puede perder peso está en los genes".
Jeffrey Friedman señaló que, entre los factores hereditarios, el de la obesidad tanto infantil como adulta es uno de los más claramente demostrados.
Cifró el carácter hereditario de la obesidad infantil en torno a un 88 por ciento y el de la obesidad adulta en un 80 por ciento.
Como referencia señaló que la hipertensión podría ser hereditaria en un 57 por ciento y el cáncer de mama en un 45 por ciento.
Para Friedman, la obesidad humana parece estar relacionada con una insensibilidad a la leptina.
Pruebas
En experimentos con ratones de laboratorio se comprobó que en los más delgados la presencia de esta hormona es menor que en aquellos más gordos.
"En lo que sabemos hasta ahora, precisó el científico, las cantidades de leptina son directamente proporcionales a las cantidades de grasa en el cuerpo".
En un ratón muy obeso, creado con el simple propósito de investigar este problema, los científicos descubrieron que es un simple gen "defectivo" el que hace que el ratón sea cuatro veces más grueso de lo normal.
Para Jeffrey Friedman, cuyos estudios se han centrado en el campo de la biología molecular, el trabajo de los científicos ahora debe dirigirse a averiguar cómo actúa la leptina en el hipotálamo.
El hipotálamo es la parte del cerebro encargada de regular la temperatura, el equilibrio del agua, el metabolismo de las grasas y los azúcares y la secreción o inhibición de hormonas, entre otras misiones.
En esa zona, la leptina estimula al cerebro para que se consuma más comida a través del mensajero cerebral NPY, o al contrario, lo desaconseja por medio de otro neurotransmisor denominado POMC. Pero poco más se conoce hasta ahora.
Un ser humano consume a lo largo de toda su vida 42 toneladas de agua, tres toneladas de grasa, otras tres de proteínas, seis toneladas de carbohidratos y cerca de un millón de calorías cada año.
También procesa diez millones de litros de oxígeno y 0,4 tonelada de minerales y todas esas funciones están reguladas por el cerebro.
"La sensación de cuánto comemos es algo que está más allá del olfato o de la vista. Es la hormona leptina la que comunica al cerebro esa sensación", explicó el científico estadounidense.
Entre los efectos que la acumulación de grasa parece tener en el organismo se encuentran también algunos cambios en la madurez.