El Gobierno de EE. UU. anunció ayer cargos contra dirigentes del grupo guerrillero Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), acusándolos de secuestros y narcotráfico.
“Algunas de las acusaciones pueden acarrear pena de muerte”, dijo el secretario de Justicia John Ashcroft.
Las acusaciones constituyen el esfuerzo más reciente de EE. UU. por desmantelar los grupos armados que protagonizan el conflicto que lleva 38 años en Colombia, y por detener el flujo de drogas de ese país.
Los funcionarios federales afirman que las FARC usan dinero del tráfico de cocaína para financiar operaciones.
El Departamento de Estado cataloga al grupo como organización terrorista extranjera.
A Jorge Briceño Suárez, considerado el jefe supremo de las FARC, se le acusa de conspiración en 1997 para secuestrar a los estadounidenses Jerel Shaffer y Earl Goen en Venezuela.
Briceño Suárez, un comandante llamado Tomás Molina Caracas y otro miembro no identificado de las FARC también fueron acusados por ese secuestro, que podría conllevar la pena de muerte debido a la exigencia de rescate y a que dos colombianos fueron asesinados.
Otra acusación es contra Henry Castellanos Garzón, por secuestrar a los norteamericanos Louise Augustine, Todd Mark, Thomas Fiore y Pete Shen, que estaban en Colombia observando aves.
Una tercera acusación añade a Briceño Suárez a la lista de miembros de las FARC acusados en marzo de conspiración para distribuir coca en EE. UU.
Briceño Suárez, Molina Caracas y Castellanos Garzón son prófugos. No se sabe mucho de un cuarto sospechoso sin identificar.