El servicio especial de la policía británica espió al rey Eduardo VIII antes de que asumiera el trono y descubrió que su futura esposa, la estadounidense Wallis Simpson, había tenido un amante secreto, según revelaron documentos difundidos ayer.
Los documentos son parte de una preciada colección de miles de páginas de material de archivo publicados ayer, permitiendo dar un primer vistazo público al informe del gobierno sobre el hombre que renunció a la corona británica por amor.
Eduardo VIII abdicó en diciembre del año 1936, menos de un mes después de haber ascendido al trono, con el fin de casarse con Wallis Simpson, una estadounidense divorciada en dos ocasiones.
Crisis real
En 1967, el gobierno británico ordenó que los archivos sobre la abdicación no fueran abiertos por 100 años, pero fueron publicados antes según una decisión de 1999 que requirió a la Oficina de Registro Público abrir la mayoría de los archivos que no contuvieran secretos de seguridad.
Los documentos muestran que antes de que Eduardo subiera al trono, la policía lo espió a él y a sus amigos y conservó numerosos archivos secretos sobre sus vidas amorosas.
En un informe, Eduardo, que aún era príncipe de Gales y al que se referían como P.O.W., fue visto en una tienda de antigüedades con Wallis Simpson, donde se refirieron el uno al otro como “cariño”.
La policía determinó después que Simpson también tuvo un amante secreto y mantuvo la relación oculta tanto a su marido como al príncipe.
“La señora Simpson teme perder el afecto de P.O.W., lo que quiere evitar por razones económicas”, dice uno de los informes.
La policía determinó después que el amante era un ingeniero de autos de la Ford, también casado, de nombre Guy Trundle, “descrito como un aventurero encantador, muy guapo, muy educado y un excelente bailarín”.
Incluso después de que Eduardo renunciara al trono para casarse, las autoridades continuaron investigando a su enamorada.
Para obtener el divorcio según las conservadoras leyes de la época, Wallis Simpson tuvo que demostrar que su marido había cometido adulterio, y ella no.