De los 191 países reconocidos oficialmente por Naciones Unidas, 60 están a un paso del colapso, y de ellos 10 son de Latinoamérica.
A esta conclusión llegó la revista estadounidense Foreign Policy con el apoyo de la organización independiente de investigación Fund for Peace, en su primer informe llamado The Failed Sates Index (Índice de los Estados Inestables).
Esto significa que 2.000 millones de personas, de un total mundial aproximado de 6.000 millones, viven en estos 60 países en medio de la corrupción, la violencia, la pobreza, la degradación del ambiente y de los derechos humanos, se indica en el informe.
Estos puntos encierran la esencia de los 12 indicadores que Foreign Policy y Fund for Peace emplearon para elaborar el "ranking", pero además incluye: presiones demográficas, refugiados y desmovilizados, injusticias sociales, deslegitimación del estado, servicios públicos, derechos humanos, declive económico, intervención extranjera, problemas de seguridad, luchas internas, desarrollo desigual y élites.
La revista asegura que estos 60 estados están propensos a restricciones involuntarias de su soberanía, tales como sanciones económicas o políticas, la presencia de tropas extranjeras u otras medidas militares como la restricción de su espacio aéreo.
La preocupación por estas naciones va más allá de una simple discusión entre una revista y una organización no gubernamental. El Consejo de Seguridad Nacional estadounidense ya había lanzado una campanada de alerta en el 2002: "EE. UU. está menos amenazado por estados poderosos -como Japón, Rusia o Alemania- que por aquellos con un estado inestable".
Recientemente, el secretario general de la ONU Kofi Annan dijo: "Ignorar a los estados inestables crea problemas que, a veces, regresan para afectarnos a los demás".
La revista estadounidense y Fund for Peace dividieron a los 60 países en tres colores: rojo, anaranjado y amarillo.
Cuerda floja. En el primer grupo están aquellos que penden de un hilo y cuyos gobiernos y habitantes sobreviven por la gracia de Dios.
En cada indicador los países fueron calificados en una escala de 1 a 10, de menor a mayor inestabilidad.
El primer puesto de la lista, el más preocupante, lo tiene Costa de Marfil. Sus indicadores más graves son: desarrollo desigual (9), deslegitimación del estado (9,8), problemas de seguridad (9), intervención extranjera (10), derechos humanos (9,4) y servicios públicos (9,5).
Entre las 20 naciones más inestables se encuentran además Iraq (en el puesto 4), Haití (10), Afganistán (11), Colombia (14) y República Dominicana (19).
En el intermedio (color naranja, en peligro) se encuentran Venezuela (22), Kenia (25), Siria (28), Guatemala (31), Paraguay (36), Egipto (38), Ucrania (39) y Perú (40).
Y en el tercer grupo (amarillo, en la frontera) están Honduras (41), Arabia Saudí (45), Ecuador (46), Indonesia (46), Nigeria (54), Irán (57), Cuba (58), Rusia (59) y Gambia (60).
Cabe destacar que en el informe no aparecen países con fuertes problemas internos y con elevados índices de pobreza, corrupción y emigración como Bolivia y Nicaragua.
Arista Hendry, de Fund for Peace, explicó a La Nación , desde Washington, que el listado se basa en aquellos países considerados más vulnerables a conflictos violentos.
Para eso, se identificaron estados con una historia de altos niveles de violencia interna y opresión política. Sin embargo, no descartó que en una próxima actualización del índice se incluya a ambas naciones latinoamericanas.
De cuidado. En sintonía con la preocupación del Consejo de Seguridad Nacional de EE. UU. y de Annan, Foreign Policy y Fund for Peace aseguran que estos estados inestables exportan terroristas, drogas o armas y presentan altos niveles de emergencias humanitarias.
"Esperamos que haya un cambio positivo por parte de todos los involucrados (inclusive aquellas naciones estables y prósperas)", puntualizó Hendry.