París, 17 ago (EFE).- La "playa" de París, que este año de inmenso calor han visitado más de tres millones de personas, cierra hoy sus puertas en las orillas del Sena convertida en la más importante cita del verano de la capital francesa.
Los más de tres kilómetros de muelle cerrados al tráfico, recubiertos por 3.000 toneladas de arena y adornados con palmeras y hamacas, han logrado 700.000 visitantes más que el año anterior, un éxito popular acrecentado por la ola de calor que ha sufrido el país en los últimos días y que ha causado hasta 3.000 muertos.
La segunda edición de la iniciativa lanzada el pasado año por el Ayuntamiento parisino y su alcalde, el socialista Bertrand Delanoe, ha confirmado que "París-playa" es un fenómeno social, muy atractivo para los turistas, pero sobre todo para los parisinos que en estas cuatro últimas semanas no han podido o no han querido irse de vacaciones.
Además, en esta ocasión, la "rive droite" del Sena, entre el parque de las Tullerías y la desembocadura del canal Saint Martin, se ha convertido en un "refugio" muy solicitado durante los once días en los que la canícula ha asolado el país, y muy especialmente París y su región.
"El éxito de París-Playa demuestra la necesidad de crear espacios en el corazón de la ciudad", según el concejal verde Denis Baupin, uno de los impulsores de la iniciativa.
Para la próxima edición, y "en vista de la posibilidad de que la canícula sea cada vez más frecuente", Baupin promete "más agua y más sombra", mientras el Ayuntamiento estudia extender el perímetro actual de la playa a otros muelles del Sena.
Por su parte, el inventor de la escenografía de "París-Playa", Jean-Christophe Choblet, quiere dedicar en 2004 más espacio a los niños, los que "más necesitan cambiar el asfalto por la arena".
Este año, el calor y la gratuidad de los servicios han sido en gran medida los desencadenantes del éxito de la iniciativa, que ha contado con un pequeño presupuesto.
El alcalde puede vanagloriarse de que, aún con la mejora de la oferta respecto a la última edición, la factura no subirá, sino que se quedará en los 1,5 millones de euros (1,73 millones de dólares).
Eso gracias a la novedosa aportación de patrocinadores que han permitido al municipio ahorrarse 832.000 euros (957.000 dólares) y esperan verse asociados a una operación multitudinaria, aunque no podrán hacer explícitamente publicidad.
Los talleres instalados para niños y jóvenes, para los amantes de los castillos de arena o para quienes prefieren la práctica de deportes como el voley-playa, la escalada, el atletismo o la petanca también han influido en que este año se hayan superado las cifras del anterior.
Por contra, la programación cultural no ha estado a la altura de lo esperado, en buena parte a causa de las protestas de los trabajadores temporales del sector contra la reforma de su seguro de desempleo, que llevaron a la anulación de numerosos espectáculos.
En cualquier caso, los franceses y turistas que se han paseado por el muelle reconvertido en playa sólo han echado verdaderamente de menos una cosa: el mar, o al menos una piscina que lo imitase.
La mayoría coincide en que las duchas y los vaporizadores no han sido suficientes para refrescar a tantos durante los tórridos días de mortífera canícula, en los que se han superado con creces los 40 grados en París.
De hecho, una de las tres ciudades que este verano han decidido "copiar" la iniciativa de París ha centrado sus actividades en el agua, con la natación, los saltos o el kayac entre sus atractivos. Se trata de Puteaux, que se ha animado junto a Clamart y Le Plessis, todas ellas en la región parisina.
Pero el "invento" no se limita a las afueras de París y otras ciudades francesas han "abierto sus playas" este verano, como Turcoing o Toulouse, mientras que varias capitales del extranjero lo están probando: Bruselas, Budapest y Berlín. EFE
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