Las opciones disponibles en Costa Rica para el financiamiento de estudios se dispersan entre variedad de instrumentos, que van desde líneas de créditos específicos para costear la educación, hasta figuras fuera del sistema financiero como los pagarés y prórrogas de pago que, algunas veces, ofrecen las propias universidades.
La Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef), que supervisa al sector financiero regulado (bancos, cooperativas de ahorro, entre otros) registra ¢3.553 millones correspondientes a operaciones formalizadas de créditos para educación, en la década entre 2013 y 2022. Hasta setiembre del 2023 se contabilizan ¢628 millones.
En Costa Rica, la principal referencia en cuanto al financiamiento educativo es la Comisión Nacional de Préstamos para Educación (Conape), fundada en 1977. En estos 46 años, Conape ha aprobado 141.697 préstamos equivalentes a ¢483.000 millones.
Róger Granados Ugalde, jefe del Departamento de Crédito de Conape, destaca que la entidad cuenta con una cartera activa de más de ¢200.000 millones. La Comisión financia los estudios formales en 100%, desde estudios técnicos hasta maestrías y especialidades. El pago del préstamo comienza una vez concluidos los estudios, pero se deben cumplir una serie de requisitos, incluyendo varias opciones de garantías.
Para el asesor económico de la Asociación Bancaria Costarricense (ABC), Ronulfo Jiménez, el crédito para estudios es una opción importante, pero considera que en Costa Rica tiene limitaciones por carecer de información del comportamiento futuro y los niveles de riesgo que implica la actividad.
Además, califica la oferta de “relativamente limitada”, porque son decisiones de largo plazo y no hay certeza de cuán rentable será; esto porque es un proyecto para el que se va a incurrir en un endeudamiento con ingresos futuros lo cual genera ciertos niveles de riesgo por la incertidumbre futura.
La Unión de Rectores de las Universidades Privadas (Unire), que aglutina a 22 casas de estudios superiores, mantiene una relación permanente con Conape para apoyar la ampliación de este tipo de créditos, además, cada entidad educativa maneja opciones propias de financiamiento.
Para Rosa Monge Monge, presidenta de Unire, todas las opciones que ofrece el mercado son viables, pero considera que Conape es la más favorable en términos de plazo e intereses.
Las universidades afiliadas a Unire representan más del 90% de la matrícula total en educación superior privada. Entre las opciones ofrecidas se encuentran financiamiento directo, convenios con bancos, pagos por cuotas y pagarés.
Danilo Montero, director de la Oficina del Consumidor Financiero (OCF), refiere que en Costa Rica no existe un diseño específico para créditos de educación además de Conape, y fuera de ahí se están financiando con créditos de consumo. “Es una de la áreas donde el país tiene mucho espacio para avanzar”, comentó.
Él recomienda, al igual que en todos los créditos, tener claro que este financiamiento se va a pagar con ingresos futuros y, además, que el solicitante debería aportar una prima, lograda mediante ahorros y evaluar su capacidad económica en dependencia del estudio al que se aspira.
Además que, antes de optar por este financiamiento, se tomen en cuenta los costos asociados: hospedaje, alimentación, transporte. “La decisión y responsabilidad debe ser compartida entre el estudiante y sus tutores”, señala, y aconseja a los padres o encargados brindar educación financiera a los hijos.
La Cámara de Bancos e Instituciones Financieras aglutina a 20 entidades del sector de las cuales 12 ofrecen esta modalidad de crédito, responde Annabelle Ortega, directora ejecutiva de la organización gremial, quien indica la oferta de las entidades bancarias y financieras en colones y dólares vino a sumarse a la de Conape.
La Nación obtuvo información de algunas entidades financieras que ofrecen crédito educativo o bien, plantean sus líneas de crédito personal. Entre las consultadas se encuentran el Banco de Costa Rica (BCR), Banco Nacional de Costa Rica (BNCR), Banco Popular, BAC Credomatic, Promérica, Coopenae y Davivienda. También se consultó a varias universidades e instituciones de educación superior.
La oferta de las universidades
Las opciones de financiamiento de las universidades es diversa. La UAM, Ulacit y Fidelitas, tienen a disposición la modalidad de pagaré, cada una con sus respectivos requisitos y plazos de cancelación.
Por otro lado, la UTN ofrece prórrogas en los pagos con una tasa de financiamiento del 10% anual. En tanto la ULatina, Universidad La Salle, UAM, Ulacit y Fidelitas además tienen convenios con entidades financieras con descuentos y tasas preferenciales para los estudiantes.
Universidad Santa Lucía, ofrece financiamiento sin intereses luego del otorgamiento de una prima. La mayoría de casas de estudios superiores mantienen un convenio con Conape, incluida la Escuela de Agricultura de la Región del Trópico Húmedo (Earth) y el Instituto Centroamericano de Administración de Empresas (Incae), que además tiene un convenio con una entidad financiera.
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Créditos para educación y regulación específica
El crédito para financiar estudios carece de una regulación específica, salvo el marco jurídico que rige a Conape. La Sugef no ha realizado evaluaciones respecto a su otorgamiento en general, según responde la oficina de prensa del ente regulador.
En el mismo sentido se pronuncia Montero, de la OCF, quien comenta que en el país no se ha hecho un estudio específico sobre el crédito estudiantil.
Para la Cámara de Bancos e Instituciones Financieras el financiamiento estudiantil es parte de la oferta general de crédito que tiene el Sistema Financiero Nacional y que ya está regulada por ley. Por eso no se ha considerado desarrollar ninguna ley especial.
Por otro lado, la Sugef explica que en la normativa no hay regulaciones particulares sobre actividades a financiar y forma parte del apetito de riesgo de cada una de las entidades financieras. El ente supervisor estima que con la regulación de riesgo ASG (Ambientales, Sociales y de Gobernanza) haya una mayor propensión del sector financiero a financiar ese tipo de actividades, dado que genera un impacto social.
De acuerdo a los datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (Enigh) logrados en 2018, el gasto total promedio en educación era de ¢27.775 mensuales.
Mientras que la Encuesta Financiera Hogares (Enfiho) 2022, identificó un promedio de ¢1.120.679 por hogar en otras deudas no hipotecarias, aquí se incluyen deudas específicas para educación, deudas con almacenes comerciales, con casas de préstamo, casas de empeño, con familiares o amigos, con prestamistas o por compras a pagos de tipo informal.