El número uno estadounidense del automóvil se había fijado como objetivo obtener el acuerdo del 90% de los tenedores de su deuda.
GM proponía a sus acreedores que convirtieran sus obligaciones en acciones del grupo. En el esquema presentado inicialmente por la empresa, estos últimos recibían el 10% del capital del constructor, lo que había llevado a sus representantes a considerarse perjudicados en relación con otros acreedores.
Dado que la oferta no fue bien recibida, el grupo anunció en un comunicado que no sería llevada adelante. El consejo de administración de GM se reunirá para tomar medidas que tengan en cuenta el fracaso de su oferta.
La reestructuración de $27.200 millones de deuda no garantizada era una de las condiciones del Tesoro estadounidense para evitar la quiebra del constructor. Esa reestructuración sigue teniendo plazo para el 1.° de junio.
Ante lo que parece una quiebra inevitable, el Departamento del Tesoro ha diseñado un nuevo esquema para la empresa.
Según el diario Wall Street Journal , el Estado Federal aceptaría una participación en el capital de la firma del 70%, lo cual refleja las sumas colosales que tendrá que inyectar en el grupo durante la duración de su reestructuración supervisada por la justicia.
La administración Obama estaría dispuesta a inyectar hasta $50.000 millones para evitar una liquidación que tendría consecuencias en cadena para el conjunto de la economía.