Nicosia
La presencia rusa se ha afianzado en la gestión del Bank of Cyprus (BOC), primera institución bancaria de Chipre, a raíz de las reticencias europeas al plan de rescate integral de la isla por las sospechas de blanqueo de dinero sucio de origen ruso.
El 10 de septiembre, seis rusos fueron elegidos en el consejo de administración del BoC en una reunión de accionistas histórica, en particular de aquellos que tuvieron que pagar el fuerte gravamen impuesto en el plan de rescate europeo.
Para la analista financiera Fiona Mullen, estas elecciones no tendrían que sorprender a nadie, ya que son consecuencia natural de las medidas draconianas impuestas en el plan de rescate europeo de 10.000 millones de euros.
Chipre tuvo que conseguir, a cambio de este crédito, 13.000 millones de euros mediante una serie de medidas, entre ellas el desmantelamiento del segundo banco de la isla, el Laiki, así como el pago del 47,5% de los haberes en las cuentas del Bank of Cyprus con un saldo superior a 100.000 euros.
"Que los rusos estén al frente del mayor banco de la isla es consecuencia del plan, por lo que la respuesta a los dirigentes europeos es que uno 'recoge lo que siembra'", explica Mullen.
Durante las negociaciones con los acreedores internacionales, Chipre fue acusada, en particular por Alemania, de ser una inmensa máquina de lavar dinero sucio procedente de Rusia.
Los bancos fueron acusados de no cuestionar a los ricos oligarcas sobre el origen de su dinero y los chipriotas están convencidos de que ésta fue la única razón para que la isla haya sido el único país miembro de la zona euro donde los depósitos superiores a 100.000 euros hayan sufrido una quita.
Irónicamente el rescate ha llevado a los rusos a ser considerados como los salvadores del país. Por primera vez, en los puestos directivos del Bank of Cyprus se sientan extranjeros.
Alexandros Apostolides, profesor de economía de la Universidad Europea de Nicosia, opina que "si los acreedores internacionales hubieran querido disminuir la influencia rusa en Chipre, no tendrían que haber optado" por estas medidas bancarias.
"Obligar a los inversores rusos a convertirse en accionistas les ancla todavía más que antes en la economía", explicó.
Por lo que, "si querían castigar a los rusos quitándoles su dinero transformándolo en acciones, lo único que han conseguido al final es que se queden", dijo.
El banco central de Chipre todavía tiene que aprobar los nombramientos, entre ellos el del nuevo vicepresidente, Vladimir Strzhalkovskiy, del que se sospecha fue agente del KGB y un amigo cercano al presidente ruso Vladimir Putin y el expresidente de Norilsk Nickel, el mayor productor de níquel del mundo.
Pero visto desde la isla, los rusos han salvado a Chipre del abismo.
En una entrevista a la agencia rusa Itar-Tass, el presidente chipriota, Nicos Anastasiades, llegó a agradecer a la comunidad rusa que no se haya ido. "Nuestros amigos siguen siendo nuestros amigos", dijo.
La salud del Bank of Cyprus es fundamental para la economía de la isla, muy afectada por la recesión, agregó Anastasiades, para quien lo más importante es mantener a flote el banco.
El capital social de la institución se eleva a 4.700 millones de euros, de los que el 81,4% pertenecen a 21.000 depositantes que se han convertido en accionistas tras el plan de rescate.
El mayor grupo de accionistas es el de los depositantes del Laiki con el 18,1%, seguido por los empresarios rusos y ucranianos que tendrían entre el 12 y el 15%.