
A partir del 1.º de julio, el Banco Central de Costa Rica (BCCR) retirará de circulación la moneda dorada de ¢500, actualmente utilizada en transacciones. Será sustituida gradualmente por piezas con las características de las cuatro últimas emisiones conmemorativas, que serán bimetálicas y de menor tamaño. Pero, ¿qué pasará con el material en desuso? Aquí se lo explicamos.
Las nuevas monedas de ¢500, cuya primera emisión de 1,6 millones de piezas comenzó a circular el pasado 20 de enero, están compuestas por un núcleo plateado de cobre y níquel, y un anillo externo dorado con una aleación de cobre, zinc y níquel.
Por su parte, las piezas doradas que circularán hasta junio están fabricadas con un núcleo de acero recubierto de latón. Actualmente, hay unos 70 millones de monedas doradas de ¢500 en circulación.
Como medida de seguridad, las nuevas monedas cuentan con una imagen latente que, al girarlas, cambia el valor “500” por las siglas “BCCR”. Además, son más pequeñas: miden 28 milímetros de diámetro, frente a los 33 milímetros de las anteriores.
El primer paso del BCCR para retirar las monedas que dejarán de tener valor como medio de pago es recibirlas a través de la banca comercial y proceder a su desmonetización.
Posteriormente, el material se clasifica como chatarra metálica y debe ser gestionado por una empresa autorizada para el manejo de residuos, cumpliendo con los protocolos establecidos.
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El Banco Central vende la chatarra metálica a la empresa encargada de su traslado. Los ingresos se registran como venta de residuos valorizables, y el costo es determinado por el Ministerio de Hacienda, explicó Juan José Leiva, director del Departamento de Emisión y Valores del BCCR.
Hacienda realiza un avalúo basado en la aleación de la moneda para definir su valor de rescate.
Las empresas encargadas de la desmonetización y gestión de los residuos deben participar en un proceso de licitación pública convocado en el Sistema de Compras Públicas del Estado (Sicop) y contar con autorización del Ministerio de Salud. El contrato para la primera fase del proceso con las monedas de ¢500 tiene una duración de un año.
Cada moneda dorada costó ¢45 en su producción, mientras que las nuevas cuestan ¢80, informó el BCCR.
Un proceso poco frecuente
En Costa Rica, la desmonetización es poco común, ya que las monedas tienen una vida útil de 20 años o más. “Por eso aún circulan monedas acuñadas en 1998”, comentó Leiva.
Cuanto menor es la denominación de la moneda, más tiempo tarda en recircular, ya sea por pérdidas accidentales, falta de interés en recuperarlas o baja demanda en transacciones.
El principal daño en las monedas de menor circulación es la corrosión, pero su retorno al Banco Central para reposición es bajo, explicó el funcionario. No obstante, se espera que esta tendencia cambie con la sustitución del cono monetario, iniciada en 2021 y que se acelerará este año.
El costo de desmonetizar unas 20 toneladas de monedas de ¢500 estimadas en esta primera etapa asciende a ¢17 millones. Este volumen incluye las piezas aún resguardadas en las bóvedas del Banco Central.
El último proceso similar ocurrió hace una década por reposición de inventarios, recordó Leiva. La entidad prevé abrir otro proceso de licitación para continuar con la desmonetización este año.
Sobre la posibilidad de reutilizar el material para nuevas monedas, Leiva aclaró que la acuñación se realiza en el extranjero. Sin embargo, el gestor autorizado puede emplearlo como materia prima en la fabricación de otros productos, como efectivamente sucede, según confirmó Luis Marín, gerente administrativo de Quantum Lifecycle Partners, empresa a cargo del proceso de desmonetización.

¿Cómo se desmonetiza?
El proceso se lleva a cabo mediante un molino desmonetizador que dobla las monedas, dejándolas inutilizables. A partir de este punto, pierden su valor.
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La desmonetización se realiza en las instalaciones del BCCR bajo estrictas medidas de seguridad. La empresa a cargo ejecuta la primera etapa establecida en el contrato de licitación.
Para la gestión de residuos, se abrirá otro proceso de licitación, explicó Marín. El uso del material depende de su composición; si contiene más del 70% de latón, que es un material ferroso reciclable, puede ser fundido y reutilizado.
“El material se funde y se puede usar para fabricar perlines o varillas de hierro”, indicó Marín. La materia prima se exporta a destinos autorizados y los ingresos obtenidos corresponden a la empresa o sociedad que la vende al exterior.