Santiago de Chile, 31 mar (EFE).- El presidente del Banco Central de Chile, Carlos Massad, dimitió hoy de su cargo arrastrado por uno de los mayores escándalos financieros ocurridos en el país tras detectarse el pasado enero el robo de información confidencial en el instituto emisor.
Massad comunicó su decisión al presidente de Chile, Ricardo Lagos, quien lo recibió en el Palacio de La Moneda.
Pese a que en Chile el Banco Central es autónomo y nada le obligaba a dejar el cargo, Massad estaba cuestionado por el descuido en los sistemas de control que hizo posible el robo de información, cuya autora era una de sus secretarias de confianza.
Massad, miembro del partido de la Democracia Cristiana y con una activa vida pública desde hace más de 30 años, estaba a la cabeza del Banco Central desde 1996 y, de no haber ocurrido el escándalo, habría permanecido en su cargo hasta 2007.
Durante dos meses, Massad resistió presiones desde el mundo político y empresarial que pedían su cabeza.
Su propio partido lo instó a "asumir su responsabilidad", y hasta el presidente Lagos le envió un claro mensaje el pasado fin de semana.
Massad se negó la semana pasada a comparecer ante una comisión parlamentaria que investiga el escándalo, pero Lagos opinó que el titular del instituto emisor debería presentarse y declarar.
Asimismo, otros consejeros del Central dijeron que la negativa de Massad era una decisión personal y no un acuerdo del Consejo.
Hace dos meses, Massad descubrió que desde su propio ordenador su secretaria, Pamela Andrada, enviaba información confidencial a Enzo Bertinelli, gerente general de "Inverlink", un exitoso "holding" financiero que había crecido como la espuma desde 1991 y poseía 19 empresas.
El incidente fue el primer eslabón de una cadena que sepultó a Inverlink, cuyo fundador y presidente, Carlos Monasterio, está hoy preso y procesado por varios delitos económicos, junto con sus principales socios y colaboradores.
Bertinelli y Andrada están también presos y procesados, mientras conocidas figuras, como el ex ministro de Economía y secretario de la Presidencia, Alvaro García, da una dura batalla para salvar su prestigio, por haberse convertido en socio y director de "Inverlink" tras dejar sus cargos públicos.
El principal impacto del escándalo estalló hace tres semanas, cuando se descubrió que el jefe de la mesa de dinero de la estatal Corporación de Fomento (Corfo), Javier Moya, robó y endosó a nombre de "Inverlink" instrumentos financieros por 106 millones de dólares.
El "holding", desesperado por obtener dinero líquido con que salvar parte de sus negocios, vendió rápidamente los papeles a diversas empresas financieras, bancos y otras entidades.
El primero en caer fue Gonzalo Rivas, vicepresidente ejecutivo de la Corfo y yerno de Lagos, quien afirmó hace unos meses, al estallar un caso de sobornos que manchó su gobierno, que acabaría con la corrupción, "caiga quien caiga".
Carlos Massad informó al mandatario de su dimisión tras una sesión extraordinaria del Consejo, en la cual se aprobaron nuevas normas para proteger la confidencialidad de la información que maneja el emisor y un "Manuel de Principios Eticos".
Este último contiene una serie de normas para los funcionarios, directores y consejeros, que incluyen aspectos tales como incompatibilidades y conflictos de intereses, uso y reserva de información, comunicaciones y uso de elementos de trabajo y del nombre e imagen del organismo, entre otros. EFE
ns/tg