Sao Paulo, 17 abr (EFE).- La compra del Banco Sudameris de Brasil por el holandés ABN Amro Bank echa más leña al fuego del codiciado mercado bancario del país, una arena donde se pelean los grandes del negocio financiero internacional.
El ABN Amro Real, filial brasileña del ABN, anunció el miércoles la compra del Sudameris en una operación de 739 millones de dólares, de los cuales 169 millones de dólares se pagarán en efectivo al grupo italiano Intesa, controlador de la entidad, y 570 millones de dólares con acciones propias.
La operación convierte al ABN Amro Real en el quinto mayor banco privado de Brasil por su volumen de activos y le deja muy cerca de arrebatar el cuarto lugar al grupo español Santander Central Hispano (SCH), que en el 2000 invirtió unos 3.500 millones de dólares en la compra del Banespa, al que ha convertido en el banco más rentable de Brasil.
Al incorporar al Sudameris, el ABN Amro Real llega a los 53.000 millones de dólares en activos, mientras que el Santander tiene 54.615 millones de dólares, una diferencia de 1.615 millones de dólares que, en asuntos bancarios, no as algo insalvable.
Pero, según los analistas, lo más importante de la operación es que ésta refuerza el proceso de concentración por el que pasa la banca brasileña, uno de los mejores mercados del mundo por las elevadas ganancias que produce, gracias a los desorbitados intereses cobrados.
Con la operación del ABN Amro, que debe ser concluida en junio próximo, los diez mayores bancos del país, entre públicos y privados, controlarán el 76,5 por ciento de los activos del sistema financiero nacional, según cálculos de la firma ABM Consulting.
Ese proceso de concentración comenzó a fines de la década de los años 90 con las privatizaciones del sector, que permitieron la absorción de decenas de bancos pequeños por los grandes nacionales y por algunos gigantes extranjeros.
La concentración tomó fuerza en enero pasado, cuando el español Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA), que estaba en Brasil desde 1998 y en una posición intermedia, firmó un "acuerdo estratégico" con el Bradesco, líder entre los bancos privados, para venderle su filial brasileña.
Con el negocio, el BBVA redujo sus riesgos en Latinoamérica pero no salió del mercado brasileño, pues además de los cerca de 585 millones de dólares recibidos como parte de pago, también tendrá una participación del 4,5 por ciento en el capital del Bradesco a partir de junio, cuando la operación será finiquitada.
El paso del BBVA fue seguido por otras instituciones, como las estadounidenses JP Morgan y Bank of America, que vendieron su área de gestión de recursos al Bradesco y al británico HSBC, respectivamente.
Previamente el Itaú, segundo mayor banco privado del país, había comprado los fondos de inversión del británico Lloyds Bank y del alemán Deutsche Bank, y asumido el control de las operaciones brasileñas del italiano Banco Fiat y del alemán BBA Creditanstalt.
"Al comprar el Sudameris, el ABN dejó claro que está interesado en continuar en Brasil y que pretende ampliar su actuación", dijo a medios locales el analista del sector bancario Erivelto Rodrigues, de la consultoría Austin Assis.
Rodrigues consideró sin embargo alto el precio pagado por el Sudameris, que el año pasado estuvo en la mira del Itaú, y al parecer también fue cortejado por el poderoso Bradesco.
Pero el ABN, que dio su primera pisada de animal grande en Brasil en 1998, cuando compró el Banco Real, considera que fue una buena operación, que le mantendrá firme en el mercado.
"En este momento de concentración bancaria, ese negocio refuerza nuestro compromiso con el país", dijo el presidente del ABN Amro Real, Fabio Barbosa, en un comunicado donde aseguró que Brasil es, junto con Holanda y Estados Unidos, uno de los mercados estratégicos para la institución. EFE
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