Munich (Alemania). El canciller alemán, Helmut Kohl, prometió ayer que su país reducirá el déficit fiscal al 3 por ciento del producto interno bruto (PIB) a tiempo para participar en la conformación de la unión monetaria europea.
En 1996, el déficit presupuestario alemán representó el 3,9 por ciento del PIB y para 1997 sería del 3,4 por ciento, según el informe anual del Fondo Monetario Internacional (FMI).
El ministro de Finanzas, Theo Waigel, se unió a la causa al decir que Bonn trabaja sin descanso para cumplir con los requisitos de la unión monetaria, mientras que uno de sus asesores dejó entrever que Alemania convertirá su deuda federal en euros una vez que la nueva moneda sea lanzada, el 1º de enero de 1999.
La unión monetaria europea es un ambicioso proyecto que pretenden 15 países del continente y que pretende poner en circulación, en 1999, una moneda única: el euro.
Para que este sistema funcione se requiere que cada país limite su faltante fiscal a un 3 por ciento de la producción, entre otras condiciones que se establecieron en la ciudad holandesa de Maastricht, en 1991.
Ayer, Rolf Breuer, presidente de la junta directiva de Deutsche Bank Ag, el banco más grande del país, rechazó los comentarios sobre un posible retraso en la conformación de la unión económica y monetaria.
Asimismo, criticó las discusiones de los políticos, quienes debaten si el objetivo del déficit es de 3 por ciento exactamente o si es flexible.
Todo esto casi opaca la campaña para retrasar la unión monetaria lanzada por el mandatario del estado de Bavaria, Edmund Stoiber, quien ha exigido públicamente que Kohl se pronuncie sobre el tema.
Esas exigencias fueron las que llevaron a Kohl a decir que Bonn cumplirá con el objetivo del 3 por ciento del PIB.
Kohl, quien normalmente evita hablar directamente sobre los objetivos del Tratado de Maastricht, aparentemente optó por asumir una posición más clara en un intento por desarmar la campaña de Stoiber y enviar una clara señal a Francia de que debe cumplir con los criterios del déficit.
Pero la campaña de Stoiber, que apunta a crear un euro superestable, parece ser impulsada principalmente por la política de Bavaria.
"Nos estamos manteniendo con 3 por ciento, eso no es un problema", dijo Kohl ante 1.500 empresarios.
Agregó que el compromiso adquirido por Alemania es "obligatorio y no vale la pena seguir discutiéndolo".