
Roma. La viuda del italiano Piergiorgio Welby, a quien un médico ayudó a morir al desconectarle el respirador automático, defendió el derecho de su marido a una muerte digna e invitó a Italia a legislar sobre la eutanasia, tema que divide más que nunca al país.
En una conferencia de prensa, Mina Welby, esposa del hombre que reclamaba el derecho a morir sin sufrir, admitió con tono emocionado que había recibido una educación muy católica y rígida, por lo que consideraba que la eutanasia era un asesinato.
Sin embargo, su posición se fue modificando al vivir 27 años junto a Piergiorgio Welby, quien pasó la última década totalmente paralizado por la distrofia muscular progresiva que lo afectaba desde la adolescencia.
“Los últimos días fueron terribles. No podía ayudarlo a sentarse. Él no aguantaba más. Me decía: ¡Basta, basta, basta!”, contó esta mujer de 69 años.
Razones. Mina Welby se apoya en el pequeño Partido Radical, de ideas libertarias, que luchó por la legalización del aborto en 1981 y del divorcio en 1974. Ella contó las razones humanas por las que respetó el deseo de su esposo.
“Él tenía miedo de morir asfixiado, no podía tragar, y los alimentos eran cada vez más líquidos. Pensaba en los demás enfermos de distrofia”, manifestó la viuda.
La eutanasia se castiga con penas que van de 6 a 15 años de cárcel en Italia, aunque la Constitución Política reconoce el derecho de las personas a rechazar los tratamientos médicos que no desean.
Pese a ello, un juez del Tribunal de Roma rehusó el pedido de Welby. Para él, existe un “vacío jurídico”, por lo que le dejó el problema a los políticos.