¿Cuántas veces le ha pasado que, maravillado por los vitrales de una iglesia, ha descubierto que están quebrados, con huecos de pedradas o con faltantes tapados por un vidrio cualquiera o un pedazo de madera?
Ante los graves daños en muchos de los vitrales de las iglesias nacionales, la artista Sylvia Laks prefirió poner manos a la obra: ella, en conjunto con su taller, ha restaurado obras de los templos de San Rafael y San Isidro de Heredia; Desamparados y Santa Teresita (San José), entre otros.
Además, ha diseñado y creado vitrales para iglesias como la de San Isidro de El Guarco, Cartago, y la de Korobó, Goicoechea.
El más llamativo, por grande y por colorido, es el que actualmente construyen para el templo Votivo al Sagrado Corazón de Jesús en San José, ya que esa edificación tenía solo un enorme acrílico. Es una obra de 220 metros cuadrados, en la cual se pondrán 18.000 trozos de vidrio importado de Estados Unidos de 80 colores y texturas diferentes.
Los trabajos en este vitral, uno de los más grandes en el país y el istmo, concluirán este mes y costaron unos ¢50 millones. La pieza representa la aparición del sagrado corazón de Jesús a una monja, luego canonizada como santa.
Cuidando el patrimonio. Aunque le absorbe muchas horas de su tiempo y no es lo más rentable para su taller, Sylvia y Enrique Laks -su esposo- tienen toda una campaña para luchar y salvar el rico patrimonio en vitrales que tiene el país. Debido a su incansable trabajo, muchas iglesias los llaman cuando un vitral sufre algún daño; sin embargo, reconocen que falta mucho por hacer.
Desde 1999, ellos se convirtieron en visitantes casi diarios de la iglesia de San Rafael de Heredia debido a que la artista restauró los vitrales de los misterios del rRosario, los cuales están detrás del altar del templo, así como la obra de 32 metros cuadrados donde se ve a San Rafael Arcángel.
Esas joyas estaban en pésimo estado: tenían grandes faltantes y vidrios rotos y una gran cantidad de piezas flojas a punto de desplomarse. Algunos originales habían desaparecido y Laks tuvo que diseñar partes nuevas para completar las obras, como los símbolos en los vitrales de los misterios.
A diferencia del vitral del templo Votivo, que es solo con vidrios de colores, estas piezas en la iglesia de San Rafael de Heredia son pintadas con una antigua técnica llamada grisalla, un tipo de pintura que requiere ser horneada. Esto vuelve mucho más delicado y lento el proceso de restauración.
A esta artista, de 45 años y 17 años de trabajar en vitrales, y a su taller le faltan 69 vitrales por reparar solo en ese templo.