
San Ramón. Dentro de los cuatro kilómetros que comprende la Reserva Alberto Manuel Brenes (RAMB), en San Ramón, se han avistado en los últimos meses más de 20 serpientes venenosas.
La proliferación de individuos –sobre todo pertenecientes a la especie conocida como mano de piedra– generó alarma entre los científicos de la zona, quienes comparten su preocupación con los vecinos de la Sede Occidental de la Universidad de Costa Rica, institución a la que pertenece la RAMB.
Los investigadores mantienen desde hace dos años y medio un monitoreo constante en el sitio.
“Eran necesarios números que dijeran cuántas eran el montón de serpientes que se veían”, dijo Rónald Sánchez, director de la reserva. “Como la mayoría son territoriales, marcamos con una cinta el lugar del avistamiento. Determinando la cantidad podemos investigar qué está pasando”, agregó.
Para realizar el monitoreo capturan cada serpiente, la pesan y toman las medidas morfométricas.
Luego, 20 centímetros por debajo de la cabeza, se las marca con aguja esterilizada. Este procedimiento no causa daño al animal.
Mientras, que el primer año se marcaron, en un kilómetro de la reserva, seis manos de piedra y cuatro terciopelos, en lo que va del 2008, se marcaron 17.
La mayor cantidad de avistamientos se realizó entre los meses de julio y noviembre, ya que de diciembre a junio las serpientes permanecen en latencia, preparándose para la reproducción.
Riesgo colindante. “Fuera de la reserva se nos ha informado del avistamiento de 12 ó 15. En ruta de carretera se han visto entre 20 y 30 individuos identificados. Las estamos viendo en áreas de cultivo donde hay gente trabajando; por eso avisamos a las personas para prever accidentes sobre todo en zonas como Bajo La Paz, Ángeles y Bajo Rodríguez”, explicó Sánchez.
Los investigadores atribuyen el aumento de serpientes al cambio climático, ya que históricamente la RAMB tenía un nivel de precipitación de 5 a 6 milímetros por año, pero últimamente ha perdido 2 mm.
“La lluvia no está cayendo en los bosques, lo que provoca que se calienten. Esto afecta algunas especies, pero otras se benefician. Las serpientes, por ejemplo, al aumentar el calor tienen mayor posibilidad de sobrevivencia sus crías”, puntualizó el director.
Los especialistas también han señalado como factor de riesgo el desequilibrio entre las especies, ya que las poblaciones de depredadores de estas serpientes venenosas, (colubríos –otro tipo de serpientes–, aves y saínos) no han crecido en la reserva.