El caminar erguidos sobre dos extremidades, esa característica que ha utilizado la antropología por décadas para marcar la diferencia entre los humanos y el resto de los primates, parece no ser una conducta única de la humanidad. Al menos así lo sugiere un nuevo estudio.
Un grupo de investigadores británicos que observó detenidamente el andar de orangutanes en un bosque de la isla de Sumatra, sugiere que los monos antiguos –ancestros del hombre– pueden haber desarrollado esa habilidad para caminar erguidos entre las copas de los árboles mucho tiempo antes de que sus descendientes, los homínidos, descendieran a la tierra.
Hasta ahora siempre se ha especulado que animales similares a chimpancés, que arrastraban sus nudillos en la tierra, descendieron de los árboles a las praderas de África durante el Mioceno (entre hace 5 millones de años y 23 millones de años), cuando por el cambio climático el bosque dejó de ser tan espeso y surgieron las sabanas.
Gradualmente esos animales fortalecieron sus músculos y, por alguna ventaja evolutiva, comenzaron a caminar erguidos como los modernos seres humanos.
No obstante, el nuevo estudio que publica hoy la revista Science señala que el bipedalismo puede ser una característica desarrollada por los ancestros de los humanos y no una característica nueva adquirida por nuestra especie.
Caminando entre las ramas. Los biólogos Susannah Torpe y Roger Holder, de la Universidad de Birmingham, y Robin Crompton, de la Universidad de Liverpool, observaron durante un año a orangutanes que habitan el Parque Nacional Gunung Leuser, en la isla de Sumatra, Indonesia.
Con la ayuda de cámaras de video lograron capturar 3.000 clips de orangutanes salvajes desplazándose por las copas de los árboles del bosque tropical.
Descubrieron que cuando se encontraban en las ramas más delgadas de los árboles –el sitio donde es más fácil hallar los frutos– estos grandes simios optan, el 75% de las veces, por andar sobre dos patas, aprovechando que sus largos dedos pueden arrollarse en torno a la rama.
Por lo general, una de las manos es utilizada para sostenerse de una rama superior, mientras que la otra queda libre para que el orangután pueda comer su fruta,
Ventaja evolutiva. Según los investigadores, el hecho de que el bipedalismo favorece la obtención de alimento para estos animales explica la ventaja evolutiva que la característica tiene y como pudo haber sido mantenida a lo largo de la evolución hasta llegar a nosotros.
Ante la desaparición de los bosques, los antepasados del hombre reaccionaron “mudándose” al suelo, donde continuaron desarrollando y perfeccionando la marcha erecta, según la nueva hipótesis.
Los científicos señalan en el estudio que, según sus hallazgos, el bipedalismo no puede ser utilizado como una característica definitiva para clasificar a un fósil como homínido pues podría tratarse de un primate.
Aunque resulta interesante la hipótesis, expertos en antropología la cuestionan. Consultado por la revista Nature , Daniel Lieberman, de la Universidad de Harvard, señaló que la idea de que el bipedalismo surgió en las copas de los árboles es interesante, pero no explica por qué los gorilas y los chimpancés, que tendrían como ancestro común al mismo simio que caminaba en los árboles, caminan sobre sus nudillos y no en forma erecta.
Según Lieberman, se deberían realizar estudios similares con chimpancés en árboles. Si utilizan el bipedalismo en las ramas, la hipótesis sería comprobada.