La agricultura y el turismo han sido, en las últimas décadas, los grandes protagonistas de la economía guanacasteca. Sin embargo, a los liberianos nadie los despoja de su tradición ganadera, esa que, orgullosos, reviven cada año con el tradicional tope de toros.
La particular actividad tiene lugar cada febrero, durante las fiestas cívicas de Liberia, que justamente culminarán este domingo 5 de marzo en la Ciudad Blanca.
Pero, ¿un tope de toros? Más que un sustantivo, en este caso, la palabra tope alude al verbo "topar", explica Hugo Zúñiga Clachar, miembro fundador de la Asociación para la Cultura de Liberia.
"No es el tradicional tope que conocen ustedes allá en San José; esos son desfiles de caballos. Cuando decimos tope es porque, en serio, vamos a topar a los toros al Puente Real (sobre el río Liberia), y de ahí, caballistas los arrean hasta la barrera", explica el dirigente comunal.
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Pintoresco desfile
Ese tope es todo un ritual. Alguna ganadería de la zona aporta los toros. Los asistentes, a pie o a caballo y provenientes de toda la provincia, se aglutinan y llegan hasta el puente. Ahí, a las 12 mediodía, se juntan ambos bandos y empieza el arreo del ganado hasta el redondel, conocido por los guanacastecos como la barrera.
Al ritmo de la música de cimarrona y marimbas y matizado por mascaradas, el colorido desfile recorre las principales calles liberianas. Pasa por el casco central de la ciudad, frente al histórico edificio de la Gobernación, y atraviesa barriadas como Condega, La Victoria y Los Cerros.
"No son animales bravíos, como los que se arreaban antes; son mansos, por temas de seguridad", aclara Zúñiga.
La ajetreada expedición culmina en la plaza Camilo Reyes, en barrio Los Ángeles, un campo ferial donde se realizan las fiestas cívicas en la actualidad. Antes se festejaban en la conocida plaza de La Agonía.
Ese acto colectivo de llevar los toros hasta la barrera (estructuras con graderías que asemejan un redondel), representa el preámbulo para la monta de la tarde.
El tope se lleva a cabo, religiosamente, todos los días de las fiestas que haya "montadera", como le llaman los liberianos a la monta.
"O sea, que si durante las fiestas (que se extienden durante dos semanas) se decide que hay nueve días de monta, como fue este año, entonces se hacen nueve topes de toros. Este 2017, las montaderas se hicieron de jueves a domingo y de miércoles a domingo. El último tope es el domingo 5 de marzo, porque es el último día de monta. Sin embargo, el sábado es el tope de gala", contó Zúñiga.
Un evento de gala
Como es típico en las fiestas de pueblo, cada año se elige un dedicado. Este 2017 la designación recayó en José Manuel Rivas Álvarez, un ganadero de 85 años perteneciente a una familia de linaje hacendario.
"Mi papá es ganadero desde que abrió los ojos. Los abuelos de él ya se dedicaban a las haciendas, hace más 100 años. La familia ha sido propietaria de conocidas fincas en el cantón de Liberia, como El Oriente, La Argentina y La Escuadra. De ahí el cariño por el ganado y por los caballos. Todavía tenemos una hacienda, ubicada cerca de playa Cabuyal, que se llama El Aromal", comentó José Manuel Rivas Toruño, hijo del dedicado .
Tributo a la figura del sabanero
El "tope 'e toros", como libremente lo llaman en Liberia, es una tradición que data de hace más de un siglo, cuando las haciendas ganaderas poblaban la Ciudad Blanca.
Es una tradición que retrata tanto la identidad del liberiano, que en el 2013 fue declarada patrimonio inmaterial o intangible por el Ministerio de Cultura y, además, este 2017, recibió la designación de actividad de interés turístico por parte del Instituto Costarricense de Turismo (ICT).
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Fernando González, actual director del Centro Cultural e Histórico José Figueres Ferrer, en San Ramón de Alajuela, fue el coordinador de la comisión del Centro de Patrimonio del Ministerio de Cultura que le otorgó al tope de toros la declaratoria de patrimonio inmaterial o intangible.
Según González, esta actividad refuerza el vínculo entre un elemento patrimonial material, como lo es el Puente Real, y esta ancestral tradición, asociada, a su vez, a otras expresiones festivas como la música de marimbas y parranderas, las mascaradas, los aperos para los caballos (indumentaria equina) y la monta de toros.
"Todo eso forma parte de la cultura viva de los liberianos. Además, el tope de toros reivindica una figura emblemática del Guanacaste, como el sabanero. Esta tradición popular que se ha mantenido viva desde la primera mitad del siglo XIX, en razón del arraigo y significado que posee para los lugareños, cuya historia está íntimamente ligada a las actividades ganaderas. De ahí que forma parte integral de su identidad cultural, concluyó González.
Custodios de su identidad, un año más, los liberianos dan larga vida a su impetuosa historia cultural.