El Ministerio de Salud no girará orden de cierre para el Teatro Nacional, dado que no pone en riesgo la salud ni la integridad de las personas con discapacidad que asisten a sus espectáculos.
Sin embargo, sí solicitan a la administración del Teatro un plan remedial que incluya rótulos en braille –sistema de escritura y lectura táctil para las personas con discapacidad visual–, así como una mejor señalización de emergencia –que debe adaptarse también a personas con discapacidad auditiva– .
Asimismo, el inmueble debe adecuar los baños, de manera que las personas con discapacidad motora puedan utilizarlos sin ningún problema.
Estas son las conclusiones de la inspección que realizaron el pasado viernes funcionarios del Ministerio de Salud.
El informe concluye que el Teatro Nacional sí cuenta con rampas de acceso y asientos para personas con discapacidad, pero debe mejorarse la atención a personas con otro tipo de discapacidades. “La ley 7.600 no son solo rampas de acceso, comprende muchas cosas más. Por eso se solicitaron facilidades para personas con deficiencias visuales y auditivas. Somos conscientes de que no es un edificio cualquiera, por lo que también colaboraremos con las autoridades patrimoniales para no alterar su arquitectura”, manifestó Allan Varela, rector del Área Central Sur del Ministerio de Salud.
La denuncia la puso Mario Alberto Alvarado, quien tiene una parálisis del lado derecho de su cuerpo que le impide caminar. “Según la ley, las personas con discapacidad deben tener el 5% de las butacas disponibles. En el Nacional hay 823 butacas, y no es cierto que destinen 40 a gente como nosotros”, dijo Alvarado a
El informe da 30 días al Teatro Nacional para hacer un plan remedial en el que digan cómo darán las facilidades a las personas con discapacidad que visiten el lugar. “Tienen seis meses para poner en funcionamiento el plan remedial. Somos conscientes de que no se trata de un edificio cualquiera. Al ser un edificio patrimonial, también debe ajustarse a lineamientos del Ministerio de Cultura. La idea no es afectar la belleza del edificio, es hacerlo accesible”, dijo Varela.
El experto añadió que no es necesario que se construyan ascensores o accesos para sillas de ruedas en las partes más altas, pero que sí debe darse un precio especial a entradas de luneta o butaca (planta baja), que son más costosas.