Si bien la tecnología propicia nuevas formas de interacción social, también tiene sus riesgos y estos se acentúan más si la persona es menor de edad.
Uno de ellos es el conocido como
Lo que preocupa a padres y profesores es que los adolescentes no están conscientes del peligro que representa para quienes son fotografiados o filmados, así como para quienes envían los mensajes.
“Para el adolescente que se toma la foto y para el que la manda eso puede tener como objetivo hacerle a alguien una broma o compartir alguna intimidad con la pareja, pero las consecuencias pueden ser peligrosas”, explicó la socióloga Carmen Bogantes.
Agregó que dichas imágenes o videos pueden terminar en un sitio de Internet o en una red de distribución dedicada a lucrar con material pornográfico de menores.
Los acosadores hacen contacto por
Aunque no existen datos acerca del fenómeno en adolescentes costarricenses, un estudio realizado por la Universidad Rey Juan Carlos de España puede servir de referencia. Los investigadores encontraron que un 23% de los jóvenes madrileños de entre los 12 y 17 años se comunica con extraños por medio de Internet y termina encontrándose con ellos.
Bogantes y Frineth Araya, funcionaria de la Gerencia Técnica y Coordinadora de la Comisión de Prevención de la Explotación Sexual del Patronato Nacional de la Infancia (PANI), coinciden en que una forma de evitar que los adolescentes se expongan a estos riesgos es que los padres tomen conciencia de que la red y las herramientas de los celulares son la forma actual de comunicación de los adolescentes y, por ende, deben procurar aprender a usar estas tecnologías.
“Sería ideal que los padres fueran parte de la lista de ‘amigos’ de Facebook de sus hijos y así pudieran conocer a los otros contactos. Los hijos son los que manejan la tecnología, pero los padres son los que tienen la experiencia de vida”, añadió Araya.
“Quitarles el acceso a la Internet no es la solución. Los padres deben servir de guía a los jóvenes y deben orientarlos para que aprendan a protegerse por sí solos de los depredadores sexuales”, destacó Frineth Araya.