Julia es flexitariana, aunque en ese momento ignoraba que su comportamiento respecto de la comida se resumía en un término cada vez más acuñado por vegetarianos de todo el mundo para referirse a una tendencia en aumento: la flexibilidad a la hora de comer.
Aunque el 90% de su alimentación proviene de verduras, harinas, cereales y legumbres, los flexitarianos se animan a transgredir ocasionalmente el manifiesto vegetal y comen pescado, pollo y hasta alguna carne roja, por gusto, practicidad y hasta por salud.
Los nuevos vegetarianos se vuelcan de vez en cuando a la proteína animal porque se revelan contra las ideas más rígidas del vegetarismo o porque entienden que la alimentación sana no implica eliminar ningún alimento de la dieta, sino balancear y combinar.
En Europa y en Estados Unidos hasta surgió la campaña “Los lunes permitidos de carne”, a la que se adhirieron varias figuras que habían jurado amor eterno por los brotes de soja. Entre ellos, la leyenda de la música Paul McCartney y la reciente ganadora del Oscar a mejor actriz, Natalie Portman.
Según Mazzei, esos favorecen la salud cardiovascular y no representan mayores problemas de aceptación entre los amantes de la dieta vegetal. “El boom del sushi fue un punto de inflexión en la dieta de los vegetarianos”, dijo.
Marcela Pologna es vegana –no come ningún derivado animal, como leche y huevos– , pero ella reconoce que cierta flexibilidad es necesaria, sobre todo a la hora de relacionarse con los demás: “La vida social se complica un poco si uno no acepta, excepcionalmente, una mínima transgresión. Hay situaciones sociales en que es realmente difícil ser consecuente sin molestar al anfitrión si rechazamos el alimento que nos convida. Además, cocinar diferente para uno solo es un trabajo adicional que no podemos imponerle a nadie más”.
Valeria Burrieza es vegetariana, pero no se siente como tal. Más bien, se identifica con lo macrobiótico. Ella asegura que no siente placer al consumir lácteos ni carnes, y que, en cambio, le gustan los cereales, las verduras y las legumbres. No siente necesidad de comer carne, pero no se priva de hacerlo si le apetece. “Antes que vegetariana soy una persona sociable y tengo una familia que tiene gustos distintos y no me gusta comer siempre un menú diferente ni mucho menos, imponerle el mío”, concluyó.