Las cordales, también conocidas como muelas del juicio, son muchas veces las causantes de incomodidades y dolores. Por esta y otras razones, es que la extracción de dichas piezas dentales es cada vez más común.
A manera de ejemplo, cabe destacar que solo en el Hospital San Juan de Dios, cada día se atienden entre 20 y 25 pacientes para sacarles una o varias cordales. En el resto de centros médicos, el procedimiento también es bastante frecuente.
¿Se trata de una moda o una verdadera necesidad? Olman Montero, director académico del Colegio de Cirujanos Dentistas de Costa Rica, manifestó que la extinción de cordales obedece a varios factores.
“Ahora contamos con mejores técnicas de diagnóstico ante eventuales complicaciones con esas muelas, lo que nos permite sacarlas antes de que produzcan dolores o inconvenientes a otros dientes. Además, existe más educación e información, es decir, ahora la gente va más al dentista y está más pendiente del desarrollo de su salud bucodental para detectar problemas a tiempo”, destacó el especialista.Además, los tratamientos de ortodoncia muchas veces requieren que estas muelas sean elimidas, con el fin de abrir espacios y alinear la dentadura.
Asimismo, está el componente evolutivo del ser humano. En el pasado, estas piezas servían para triturar carnes duras, pero en la actualidad la dieta es mucho más blanda, las carnes son cada vez más suaves y pareciera que estas muelas perdieron su utilidad.
Por esa razón el cuerpo ha comenzado a “eliminarlas” y es frecuente que niños y jóvenes simplemente no tengan cordales, que nazcan sin ellas.
Lo bueno y lo malo. Rodolfo Gamboa, jefe maxilofacial del Hospital San Juan de Dios, explicó que aunque la extracción de estas muelas es ahora una práctica común y de bajo riesgo, es fundamental tomar en cuenta algunas consideraciones antes de prescindir de las famosas cordales.Sobre todo, Gamboa recomienda analizar bien las ventajas y contras.
Para Gamboa, en caso de que un dentista u ortodoncista recomiende el procedimiento, el paciente también debería buscar la opinión de un maxilofacial o cirujano dentista. Estos profesionales, guiados por el resultado de una radiografía panorámica, o un tac, podrían corroborar que la posible extracción no afectará en el futuro la dentadura, o la salud bucal de la persona.
“Antes de sacar una, dos, o las cuatro cordales, es de rigor que un especialista maxilofacial o cirujano dentista compruebe, a través de una radiografía de toda la boca, que efectivamente no va a alterar la estabilidad de las demás piezas”, agregó Gamboa.
Los costos. En Costa Rica es común que las extracciones se realicen en las clínicas y hospitales de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS). A escala privada, la oferta es aún más amplia.
Los precios de estos procedimientos varían de un lugar a otro. Sin embargo, Montero aclaró que existe una tabla de precios que los especialistas deben respetar. Además, hay una comisión de honorarios que trabaja permanentemente en el análisis de tarifas.
En la actualidad, según esta tabla, la extracción de una cordal que ya está expuesta, es decir, que ya salió, debería costar ¢75.000, mientras que una que no ha salido tiene un precio de ¢93 .000.
Esto vale el procedimiento quirúrgico; adicionalmente se cobran otros tratamientos, medicamentos o radiografías.