Si el corazón de los costarricenses fuera un paciente, estaría en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). En el país, al día fallecen hasta seis personas de enfermedades cardíacas. Los padecimientos comienzan a manifestarse alrededor de los 40 o 45 años de edad, con dolores de cabeza y con presiones arteriales cada vez más altas.
Esos síntomas son las manifestaciones de una enfermedad que comenzó a gestarse unos 10 o 15 años atrás, como mínimo.
El fumado, el poco o nulo ejercicio, la alimentación con comidas grasosas y pocas frutas y verduras durante varios años fueron formando placas en las arterias que dificultan el paso de la sangre hacia este corazón.
Si su “dueño” no lo cuida, este paciente será víctima de un primer infarto a los 59 años y esto implicará mayores cuidados. Y si este paciente no recibe un buen cuidado, la muerte súbita podría atacarlo aproximadamente a los 72 años.
Esa es la salud del corazón promedio del costarricense, según estudios de epidemiología de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y de la investigadora costarricense Hannia Campos , doctora de la Universidad de Harvard quien lleva 17 años de investigar la salud del corazón en Costa Rica .
“El corazón del costarricense está en cuidados intensivos. Aproximadamente mueren unas cinco o seis personas por día de enfermedades del corazón. Es mucho”, expresó el cardiólogo Jaime Tortós.
No obstante, el especialista indicó que las muertes por esta enfermedad han bajado. En el 2000 fallecían 40 de cada 100.000 personas por males de ese músculo; en el 2010 la cifra bajó a 29 de cada 100.000.
“En cierta medida las campañas para que las personas lleven un estilo de vida sano y los tratamientos médicos han reducido las muertes, pero aún falta camino por recorrer”, declaró Tortós.
Sin embargo, esto se refiere a todas los males del corazón. La muerte súbita por fallas cardíacas –el corazón deja de funcionar y se paraliza causando el deceso en minutos–, aumentó un 7,1% desde 1996. El año pasado murieron 5.422 personas por esta causa.
A ello agregue la actividad física y tendrá en sus filas a los llamados “protectores del corazón”.
“Cuidar nuestro corazón con una alimentación sana y ejercicio nos hace bajar el riesgo de muerte súbita. Las muertes por males cardíacos superan las muertes por cáncer; es necesario que las personas cuiden su corazón”, manifestó el cardiólogo Wálter Marín.
Pero también tiene “enemigos”: el fumado , el sedentarismo, las comidas altas en grasa y la falta de control de enfermedades crónicas, como hipertensión o diabetes. Estas condiciones no solo aumentan el riesgo de infartos, sino también de derrames cerebrales.
“Nuestras propias acciones están matando nuestro corazón. Debemos optar por un estilo de vida más sano”, insistió Marín.
“Es como comprar números de la rifa, pero en esta rifa no todos los números los podemos escoger. Por ejemplo, cuanto más viejo es uno, mayor es el riesgo, pero la edad ni con cirugía plástica la cambiamos; tampoco podemos cambiar el que si nacimos hombres, tendremos más riesgo, o que si en nuestra familia hay casos de esa enfermedad, el riesgo será mayor”, manifestó.
“Lo que sí podemos hacer es dejar de fumar, comer mejor y hacer ejercicio. Así, sí lograremos reducir el riesgo de tener una enfermedad del corazón y tendremos una vida más larga y más sana”.