
A veces, la curiosidad y el empeño son elementos suficientes para lograr un gran descubrimiento.
Muestra de ello es el trabajo de los australianos Barry J. Marshall y Robin Warren, ganadores del Premio Nobel de Medicina 2005 por el descubrimiento de la bacteria Helicobacter pylori y su papel en la aparición de la gastritis, el desarrollo de úlceras y su vinculación con el cáncer de estómago.
Sin necesidad de usar equipos sofisticados de laboratorio ni el desarrollo de complejos experimentos, ambos médicos revolucionaron la forma en que se ve y se trata una de las enfermedades más comunes: la gastritis y las úlceras de estómago y duodeno.
En 1981, Warren fue el primero en observar que unas pequeñas y redondeadas bacterias estaban presentes en cerca del 50% de las biopsias tomadas de la parte baja del estómago de varios pacientes.
Además, observó que siempre existía inflamación en la mucosa gástrica que se hallaba cerca de la bacteria.
Luego, junto a Marshall, inició un estudio clínico con biopsias de 100 pacientes hasta lograr cultivar aquella bacteria, que recibió el nombre de Helicobacter pylori .
Dicho organismo estaba presente en casi todos los pacientes con gastritis y úlceras.
Eso llevó a ambos médicos a proponer que la pequeña bacteria estaba involucrada en la aparición de esas enfermedades, y que el mal no era producto del aumento de secreción de ácidos gástricos por el estrés, como se creía hasta entonces.
Establecieron la relación utilizando técnicas sencillas al alcance de cualquier centro médico de la época, como la endoscopia y la coloración de tejidos o cultivos
Aunque hoy es totalmente aceptada la propuesta de los australianos y la úlcera y la gastritis se han convertido en un mal que puede tratarse con antibióticos, el mundo médico no lo aceptó de entrada.
En 1985, Marshall se tomó un vaso lleno de Helicobacter pylori y se causó una úlcera para comprobar su teoría.
Historia de una bacteria. La Helicobacter pylori es una bacteria existente en el estómago del 50% de los humanos de todo el planeta.
En Costa Rica se sabe que el 75% de las personas están infectadas con el microorganismo.
La bacteria puede contraerse a través de agua contaminada, pero el proceso más común de contagio es de madre a hijo en el embarazo.
Su extensa presencia en el ser humano puede deberse a algún efecto beneficioso para el organismo, pero ese no se ha identificado.
En la mayoría de las personas, la infección con la bacteria no produce síntomas, pero cerca del 15% de las personas con la bacteria sí desarrolla úlceras.
Se cree que la inflamación crónica del estómago, causada por la presencia de la bacteria, es la responsable de que se aumente la producción de ácidos gástricos.
Esa segregación excesiva de ácidos desencadena en una úlcera.
Cuando la Helicobacter pylori infecta la parte central del estómago, la inflamación se hace más extensa y puede llevar al desarrollo de cáncer de estómago, el segundo tipo de cáncer más mortal en el mundo.
"Gracias a los pioneros descubrimientos de Marshall y Warren, la úlcera ya no será una enfermedad crónica, que con frecuencia generaba incapacidad, sino un mal que puede curarse con un breve régimen de antibióticos e inhibidores de secreciones ácidas", destacó el comité del Nobel en Medicina.
El trabajo también ha llevado a otros investigadores a iniciar la búsqueda de un origen microbiano en otros males que causan inflamación en el cuerpo, como el mal de Crohn y la artritis reumatoide.