
Una caída del 95% en la población de pingüinos africanos en dos colonias claves se registró entre 2004 y 2011. La causa principal fue la escasez de sardinas, su alimento principal, durante la etapa de muda. Así lo concluyó un estudio liderado por la Universidad de Exeter, en Reino Unido, junto con expertos del Departamento de Silvicultura, Pesca y Medio Ambiente de Sudáfrica.
La investigación analizó lo ocurrido en las islas Dassen y Robben, dos de las principales colonias de cría del pingüino africano (Spheniscus demersus). En ambas, cerca del 95% de las aves que se reprodujeron en 2004 habrían muerto en los siguientes ocho años.
Durante ese período, la biomasa de sardina cayó por debajo del 25% de su abundancia máxima en la costa oeste de Sudáfrica. Esta reducción drástica coincidió con las temporadas de muda, etapa crítica en la que los pingüinos no pueden alimentarse, ya que deben permanecer en tierra firme por 21 días sin su plumaje impermeable.
Los investigadores estimaron que entre 2004 y 2011 se perdieron alrededor de 62.000 pingüinos reproductores. Las condiciones ambientales y la explotación pesquera intensiva habrían acelerado el colapso del alimento disponible.
En 2024, esta especie fue clasificada como en peligro crítico de extinción. Restaurar la biomasa de sardinas en zonas clave de alimentación se considera esencial para su supervivencia.
El estudio también señala que los cambios en temperatura y salinidad del mar afectaron las zonas de desove. Mientras que el desove en la costa sur aumentó, la mayoría de la pesca continuó concentrándose en la costa oeste, elevando la presión sobre las sardinas.
Los científicos basaron sus hallazgos en datos recolectados entre 1995 y 2015, utilizando recuentos de parejas reproductoras y análisis de captura-marcaje-recaptura para estimar la supervivencia de los adultos.
El trabajo mostró que la supervivencia de los pingüinos estuvo directamente relacionada con la disponibilidad de alimento antes y después de la muda. Las altas tasas de explotación pesquera de sardina, que en 2006 alcanzaron el 80%, agravaron la situación durante una época de baja abundancia natural.
La disminución poblacional no se limitó a Dassen y Robben. Se detectaron patrones similares en otras regiones. En total, se estima que la población global de esta especie se redujo un 80% en los últimos 30 años.
Para medir la disponibilidad de presas, el equipo utilizó un índice basado en la dieta del alcatraz cafre (Morus capensis), una especie que se alimenta de sardinas y anchoas, igual que los pingüinos.
Aunque la recuperación depende de las condiciones ambientales, el estudio sugiere que se pueden tomar acciones. Entre estas se incluyen ajustes en la gestión pesquera para reducir la captura de sardinas cuando su biomasa es baja, así como proteger a los juveniles.
Se han implementado varias medidas de conservación para proteger a los pingüinos. Estas incluyen nidos artificiales, control de depredadores y rescate de adultos y polluelos. Además, se prohibió la pesca comercial con red de cerco en las seis colonias de cría más importantes del país.
Los investigadores continúan monitoreando el estado de los pingüinos mediante análisis de comportamiento, reproducción y supervivencia. Confían en que las medidas aplicadas puedan, eventualmente, detener la tendencia negativa.
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