
Si existe un animal singular en este planeta, ese es el ornitorrinco.
Su piel de topo, cola de castor, patas de rana, espolón de gallo y pico de pato –además del hecho de que pone huevos, pero amamanta a sus crías y los machos producen veneno– hacen pensar que la Naturaleza creó este animal a punta de pedazos sueltos de mamíferos, aves y reptiles.
Ahora, un consorcio internacional de investigadores ha demostrado que ese collage que conforma al ornitorrinco tiene un origen genético.
Expertos de Estados Unidos, Australia, Inglaterra, Alemania, Israel, Japón, Nueva Zelanda y España secuenciaron el genoma del Ornithorhynchus anatinus .
La secuencia y el análisis, que se publican hoy en la revista Nature , demuestran que el animal acuático, oriundo de Australia y Tasmania, tiene una fascinante combinación de genes presentes en mamíferos, reptiles y aves.
El genoma de este curioso animal resulta ser un interesante libro para estudiar la evolución de los mamíferos, pues el ornitorrinco es un testimonio vivo de los cambios sufridos hace millones de años para dar origen a este grupo de vertebrados.
Según los investigadores, el ancestro de los ornitorrincos se separó de la línea evolutiva del resto de los mamíferos hace 166 millones de años. De todos los mamíferos del mundo, el ornitorrinco es el que está menos emparentado con el humano.
“A primera vista el ornitorrinco parece un accidente de la evolución.
“Pero más allá de cuán loco parezca este animal, su secuencia genética es impagable para la comprensión de los procesos biológicos de la evolución de los mamíferos”, dice en un comunicado Francis Collins, director del Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano de EE.UU., entidad que financió el proyecto.
El ADN de Glennie. Los investigadores, liderados por Wes Warren de la Universidad de Washington en Saint Louis, utilizaron el ADN de Glennie, un ejemplar femenino de ornitorrinco que habita en Nueva Gales del Sur, Australia.
Descubrieron que su genoma está compuesto por 2.200 millones de pares de bases nitrogenadas (las piezas fundamentales del ADN) las cuales equivalen a dos terceras partes del genoma humano.
Esa larga cadena de ADN está organizada en 52 cromosomas y dentro de ellos hay unos 18.500 genes, similar a la cantidad de genes que poseen otros mamíferos.
Los científicos compararon la secuencia del genoma del ornitorrinco con el del humano, el ratón, el perro, la zarigüeya y la gallina.
De esa forma, determinaron que el 82% de los genes del ornitorrinco es común a los genomas de otros mamíferos.
Determinando el sexo. Aunque el genoma del ornitorrinco es mayoritariamente mamífero, también tiene importantes rastros de genes de ave y reptil.
Eso es evidente en los cromosomas del sexo. El ornitorrinco alberga tanto los genes de reptiles como los de mamíferos relacionados a la fertilización de los óvulos, señala el estudio en Nature .
Además, tiene muchos más cromosomas que determinan el sexo que los humanos. Mientras que nuestro genoma solo alberga dos cromosomas del sexo (XX en el caso de la mujer; XY en el caso del hombre), el ornitorrinco tiene diez. En el caso del macho, su genoma contiene cinco cromosomas Y y cinco cromosomas X; la hembra tiene diez copias del X.
Además, las secuencias genéticas responsables de determinar el sexo de este extraño animal son más similares a las de un ave que a las de un mamífero.
Leche y veneno. Una de las peculiaridades más llamativas del ornitorrinco es que, a pesar de poner huevos, produce leche para amamantar a sus crías.
Se trata de leche que los bebés ornitorrincos succionan directamente de la piel de la madre pues ella no posee mamas.
Al analizar su genoma, los científicos hallaron la familia de genes que permiten que los reptiles pongan huevos al igual que el grupo de genes que los mamíferos poseen para producir la leche materna.
Otra extravagancia del ornitorrinco es que los machos producen veneno.
Aunque esa no es una característica única en el mundo de los mamíferos (hay cerca de una decena que lo produce), este animal es el único que no segrega esa toxina en su mordida sino que lo hace en su espolón, su pata trasera.
Por otra parte, se halló que el mismo grupo de genes que logra que varios reptiles produzcan su veneno está presente en él.
Sin embargo, también se descubrió que fueron características que ambos grupos se desarrollaron evolutivamente de forma separada.
Además, los científicos hallaron una serie de genes que codifican receptores del olfato que parecen darle al pequeño animal la habilidad de oler bajo agua.
Otros genes le permiten al ornitorrinco guiarse solo con electricidad, mientras permanece sumergido y con los ojos cerrados y hay una serie de genes vinculados a las defensas del organismo que prometen dar pistas para la medicina humana.
“Este genoma proporciona las bases fundamentales para comprender la biología y la evolución mamífera”, señala Chris Ponting, de la Universidad de Oxford, uno de los responsables de la secuenciación del genoma del ornitorrinco.
La secuencia del genoma del ornitorrinco es pública y se puede acceder a ella en la página web www.ncbi.nlm.nih.gov