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Cada día, mayor número de monos congo y carablanca habita en el Parque Nacional Santa Rosa.
Conteos dirigidos por la investigadora Linda Fedigan, de la Universidad de Calgary (Canadá), indican que, conforme van pasando los años, hay más ejemplares de estas especies de primates viviendo en los bosques de esta zona guanacasteca.
Mientras que en 1972 contabilizaron 85 monos congo y 300 monos carablanca, esos números han ido en aumento constante, al punto que en el año pasado contaron 620 congos y 740 carablancas.
Para Fedigan, el aumento es consecuencia directa de la protección de la zona.
Según explicó, antes del establecimiento del Parque Nacional Santa Rosa (creado en 1971), las poblaciones de monos se redujeron debido a la deforestación, los incendios forestales y la caza ilegal en la zona.
Con la creación de este Parque Nacional, el entorno cambió y ahora ofrece lo que los monos necesitan para repoblarlo: agua, árboles de tamaño adecuado y bosques de suficiente extensión.
En el Parque Nacional Santa Rosa viven tres especies de monos: los congo (también conocidos como aulladores) los carablanca (o capuchinos) y los araña (o colorados).
El censo de Fedigan se ha centrado en los monos congo y carablanca. Aunque ahí también vive el mono araña, este viaja a través de los bosques tan rápidamente que es difícil contarlos usando el método tradicional, el cual consiste en encontrar un grupo y, luego, numerarlos.
Carablanca. Los monos carablanca pueden comenzar a utilizar un bosque regenerado solo si este tiene entre 25 y 30 años de edad.
“En mis 25 años de investigación en Santa Rosa he visto algunas áreas que eran principalmente pastos en 1983, pero que ahora contienen árboles de suficiente tamaño para atraer monos carablanca”, comentó la científica.
Fedigan describió que, al principio, los carablanca viajan a través de estos bosques jóvenes de manera muy rápida. Como tienen la costumbre de moverse por el suelo, pueden caminar entre bosques jóvenes con árboles pequeños.
“Eventualmente, si los árboles producen frutas comestibles, incorporarán estos nuevos bosques como parte de su hogar”, dijo.
Congo. Por su parte, los monos congo usualmente no utilizan los bosques hasta que estos tengan unos 60 años de edad.
En un área protegida como Santa Rosa, el congo se mueve muy lentamente desde las franjas de los árboles alrededor de los ríos hacia un bosque “nuevo” hasta que cuente con árboles lo suficientemente grandes como para soportar su peso, que supera los 7,5 kilos en el caso de machos adultos.
Fedigan también ha estudiado ese proceso. “Lo que sucede primero es que un macho joven se mueve hacia un área que se ha vuelto lo suficientemente vieja para vivir y cada mañana aúlla fuertemente. Eventualmente, una hembra se le unirá y unos meses después sucederá lo mismo con otra hembra. Después de un año, aproximadamente, tendrán crías juntos. Entonces, un nuevo grupo se produce en una nueva sección de bosque regenerado”, señaló Fedigan.
Mientras tanto, los monos araña prefieren bosque con edades de entre 100 y 200 años.
Estos monos pueden viajar a través de bosques jóvenes, pero que usualmente no contienen los árboles frutales que les gustan.
Aunque en otros sectores del Área de Conservación de Guanacaste (como Murciélago) los monos araña pueden encontrarse en bosques más jóvenes, en Santa Rosa viven casi solo en bosques viejos, fragmentos que no fueron talados en los últimos 200 años.
De acuerdo con Fedigan, una buena manera de asegurar el futuro de estas poblaciones de monos es visitar el Parque, pagar el precio de entrada y observarlos en su hábitat natural.
Además, “como los monos dependen de los bosques, cada acción que los costarricenses hagan para promover su conservación y crecimiento también los beneficiará”, agregó la científica.