
México. EFE Veinticinco jóvenes mexicanos presentaron esta semana la mayor fachada artesanal del país, un espacio de 1.600 metros cuadrados cubierto de grafiti alusivo a las costumbres y a la iconografía mexicana.
Según los promotores de la iniciativa, el objetivo es popularizar el arte urbano en México
“No queremos que los artistas firmen las paredes y corran de la policía. Deseamos que tengan un espacio para crear ” , dijo la portavoz del Centro Artesanal Buenavista, Blanca Forzán, donde quedaron plasmadas las obras.
Las imágenes que se pueden apreciar son variadas, desde una de la Virgen de Guadalupe hasta la Santa Muerte, el maíz, el luchador mexicano Blue Demon y las pirámides prehispánicas.
“ Hay personas que hasta hoy no tienen ni idea de que se puede pintar legalmente y por esto lo hacen a escondidas; pero hay otras que lo saben bien e igual lo hacen solo por molestar”, aseguró especialista en arte urbano, Edgar Vargas.
Surgido en Nueva York en los años 60 del siglo pasado, el movimiento cultural grafitero llegó a México por la ciudad fronteriza de Tijuana, en el noroeste del país.
Inicialmente fue una práctica clandestina, pero quienes ahora se dedican a él trabajan en dos vertientes: la clandestina o contestataria, que marca territorios sin pedir permisos, y la cultural-legal, convertida en una “expresión artística”, señalaron los organizadores del Centro Artesanal.