La carencia de los genes que favorecen el crecimiento de ciertos tejidos y órganos sería la razón por la cual los corales y anémonas no se transformen en medusas, según reveló un estudio publicado por la revista Nature.
La investigación arroja luz sobre estos organismos, que a pesar de ser muy diferentes en tamaños, formas y colores, proceden de la misma rama del árbol de familia del reino animal.
Los autores, científicos del Instituto de Ciencia y Tecnología de Okinawa, en Japón, indicaron que aunque las medusas comienzan su ciclo vital ancladas al fondo marino, al igual que los corales o las anémonas, pasan luego a un estado móvil, que les permite nadar en los océanos.
Los corales y anémonas nunca abandonan el estado de pólipo (por eso mismo se les denomina antozoos, que significa flores animales en griego).
Según vieron los investigadores, cuando la medusa todavía existe como pólipo y se dispone a abandonar el fondo marino, se activan ciertos genes que guían ese proceso.
Para poder identificarlos fue necesario comparar los genomas de distintos tipos de medusas con los de corales y anémonas, a fin de determinar con precisión qué genes aparecen en cada animal y en qué secuencia.
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