Madrid. ElPaisInternacional. El manuscrito del Cantar de Mío Cid está a punto de cumplir 800 años, pero debe quedarse quieto y en casa para sobrevivir.
Su casa es la Biblioteca Nacional de España, en Madrid. No viajará en mayo a Burgos para ser exhibido en un congreso del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua que conmemorará el cumpleaños.
Se ciernen riesgos sobre el estado de salud bibliográfica de sus 148 páginas escritas en versos alejandrinos, surgidos de un genio de la literatura hoy anónimo, aunque algunos lo llaman Per (Pedro) Abad .
Se trata de riesgos que amenazan la dañada entereza de sus folios, de pergamino de piel de cabra. Las amenazas penden también sobre su encuadernación.
Todo ello ha sufrido un deterioro patente, que los científicos atribuyen a que en el siglo XIX le fueron aplicados ácidos reactivos que consiguieron enlucir sus textos, oscurecidos por el paso del tiempo, pero quebraron la textura del libro, sus páginas y tintas.
“El peor de los compuestos arrojados sobre los versos originarios de la épica castellana fue el ácido gálico, de naturaleza clorhídrica, y en proporciones perniciosas”, dicen los analistas.
En el manuscrito se han descubierto además restos de yesos, sales de cobre e, incluso, componentes de cianuro. Por estas razones, se ha denegado la petición del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua.
Tal negativa se funda en análisis acometidos sobre puntos diferentes del añoso libro de poemas, pero ha desencadenado una polémica que Rosa Regàs, directora de la Biblioteca Nacional, atribuye a inducción política.
“Nunca adoptaría una decisión de esta envergadura de manera personal. Hay un fundamento básico de la negativa, determinado por los análisis químicos realizados por expertos y especialistas sobre el Cantar de Mío Cid , que aconsejan mantenerlo aquí”, dijo Regàs.
Regàs subrayó que el poema nunca ha abandonado la sede de la Biblioteca Nacional desde su llegada al palacio hace 47 años.