Un solo libro es capaz de transformar el mundo. Silent Spring ( Primavera silenciosa ), la obra de la zoóloga Rachel Carson, es responsable de la eliminación del uso del pesticida DDT, además de servir de base e inspiración para el nacimiento del movimiento ambientalista mundial.
Hoy, 27 de mayo, se cumple el centenario del nacimiento de Carson, y en el mismo año en que se celebran 45 de la publicación de su afamada obra, en la cual formuló la primera llamada de atención acerca del daño que estaba causando a la naturaleza la utilización desmedida de plaguicidas.
Primero, la comunidad científica de Estados Unidos y, luego, la de Europa y otros continentes se alarmaron ante las revelaciones expuestas en esa publicación. Posteriormente, los gobiernos, el de Estados Unidos entre los primeros, procedieron a imponer regulaciones en el uso de los pesticidas, y, como una ola que poco a poco habría de envolver a todo el planeta, el movimiento ambientalista echó a andar hasta crear una cultura ecológica mundial.
Silent Spring rápidamente se convirtió en un éxito de librerías, en texto de consulta en las universidades, en documento de referencia tanto para científicos como para estudiantes y en un punto de partida para contrarrestar toda acción humana que ponga en peligro la existencia del planeta.
Rachel Carson, nombre conocido y respetado por todo aquel que se precie de ambientalista, especialmente entre los biólogos, nació el 27 de mayo de 1907 en Springdale, Pensilvania, y murió el 14 de abril de 1964 en Silver Spring, Maryland, apenas dos años después de haber advertido a la humanidad acerca del peligro de los plaguicidas.
Polémica ambiental. En su libro, Carson expuso todos los riesgos ecológicos derivados de la utilización del DDT, un compuesto organoclorado, principal, de los insecticidas, incoloro y cristalino, prácticamente insoluble en agua.
Carson llegó a señalar que, de continuar su uso masivo, ese plaguicida acabaría desapareciendo a todos los pájaros del mundo. Debido a ello, la Agencia de Protección Medioambiental de Estados Unidos (EPA) procedió a prohibir el DDT en 1972.
Dicha organización lo consideró un “cancerígeno potencial para el ser humano”. Esta medida desencadenó su desabastecimiento en el Tercer Mundo, donde se utilizaba para eliminar mosquitos transmisores de enfermedades.
Debate presente. El 15 de setiembre del 2006, la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció que el DDT volvería a ser parte de su programa para erradicar la malaria, empleándolo en la fumigación del interior de residencias, y matar de esa manera a los insectos que transmiten esa enfermedad.
Salubristas y científicos afirman que, gracias a su uso, la malaria desapareció en Europa y que en países de Asia, África y América se han reducido las víctimas de ese mal.
Paralelamente, numerosas investigaciones han demostrado hasta la saciedad que tanto el DDT como otros pesticidas ocasionan grandes daños a la salud humana.
Por ejemplo, una reciente investigación científica en Estados Unidos reveló que las personas expuestas durante mucho tiempo a bajos niveles de plaguicidas tienen un 70% más de incidencia de la enfermedad de Parkinson que aquellas que no tuvieron gran contacto con los aerosoles para combatir plagas.
El riesgo incluye a granjeros, rancheros y pescadores.
La indagación la efectuó la Escuela de Salud Pública de Harvard (Boston, Estados Unidos), y fue dada a conocer en el Annals of Neurology .