
Nicoya. Odilia Cárdenas preparó su cuartillo de maíz con manteca de cerdo, huevos y queso para seguir la tradición de sus abuelos: comer rosquillas en Semana Santa.
"Aprendí la receta de chiquilla. Antes se molía el maíz a pura piedra, no como ahora, que hay molinos", relató la vecina de Santa Lucía de Nicoya, en Guanacaste.
Al igual que ella, muchas familias siguen la centenaria tradición de degustar las famosas rosquillas acompañadas por una taza de café o un guacal de chicheme, una bebida a base de maíz.
Las rosquillas, que en San José llaman bizchochos, son típicas de los días santos. Su preparación requiere un horno de barro que las familias guanacastecas construyen en el patio de sus casas.
"Yo siempre me preparo para recibir a mi gente con tamal pisque -de solo masa-, almíbar de ayote y arroz con leche", agregó .
Muchas familias viven de esa cocina criolla; venden a sodas, pulperías o a particulares las rosquillas que los josefinos conocen cuando visitan esta calurosa provincia.