
Un conjunto de fósiles excepcionales, conservados durante 160 millones de años, modificó la comprensión sobre la evolución del vuelo en los dinosaurios y en las aves. La investigación, liderada por la Universidad de Tel Aviv, planteó que algunas especies con plumas desarrollaron habilidades básicas de vuelo y luego las perdieron con el paso del tiempo.
Los fósiles pertenecían al dinosaurio Anchiornis, un pennaraptorano del este de China. Las condiciones de fosilización permitieron conservar el esqueleto, las plumas y la coloración original, un rasgo inusual que dio a los científicos una ventana directa para analizar forma y función.
El equipo indicó que el hallazgo presentó un valor amplio para la paleontología. Los especialistas señalaron que el desarrollo del vuelo siguió un proceso más complejo de lo supuesto. Además, indicaron que algunos linajes pudieron perder la capacidad de volar en respuesta a cambios ambientales.
Plumas, linajes y el origen de las aves
El estudio estuvo encabezado por Yosef Kiat, de la Escuela de Zoología y del Museo Steinhardt de Historia Natural de la Universidad de Tel Aviv, con participación de investigadores de China y Estados Unidos. El artículo se publicó en Communications Biology.
Kiat situó el hallazgo dentro del marco evolutivo de los dinosaurios. Indicó que este grupo se separó de otros reptiles hace 240 millones de años. Poco después, muchos desarrollaron plumas, una estructura ligera y resistente que brindó aislamiento térmico y funciones relacionadas con la locomoción.
Hace 175 millones de años apareció el grupo Pennaraptora, considerado el ancestro distante de las aves modernas. Este grupo fue el único que sobrevivió la extinción masiva del final del Mesozoico, hace 66 millones de años.
Según Kiat, algunas especies pennaraptoras pudieron volar en cierto grado y luego perdieron esa capacidad, de forma similar a lo observado hoy en aves como avestruces o pingüinos.
La muda, una clave para entender la pérdida del vuelo
Los investigadores analizaron nueve fósiles de Anchiornis que conservaban la coloración de las plumas del ala blancas con una mancha negra en la punta. Esa característica permitió observar el patrón de crecimiento y reemplazo de las plumas.
Kiat explicó que las plumas crecen durante dos o tres semanas. Luego dejan de recibir irrigación sanguínea, se convierten en material muerto y se desgastan. Después inicia el reemplazo en un proceso llamado muda.
Las aves que vuelan necesitan una muda gradual y simétrica, con el fin de mantener la aerodinámica. En las aves incapaces de volar, la muda puede ser irregular y aleatoria.
El análisis de los fósiles mostró un patrón de muda no ordenado. Las manchas negras permitieron distinguir plumas nuevas sin crecimiento completo. El equipo determinó que no existía simetría entre ambas alas. Con base en ese comportamiento, los investigadores concluyeron que Anchiornis probablemente no volaba.
Kiat señaló que la preservación del color brindó una oportunidad única. El patrón de muda reveló un rasgo funcional, no solo la estructura anatómica. Según el especialista, este detalle permitió replantear el origen del vuelo y resaltó la diversidad evolutiva de las alas en los dinosaurios con plumas.
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