El físico costarricense Jorge Amador Astúa encontró la corriente de aire responsable de que la época lluviosa en Costa Rica amaine entre los meses de junio y julio, un fenómeno meteorológico popularmente conocido como el veranillo de San Juan.
Ese flujo de aire ha sido bautizado “corriente en chorro atmosférica del Caribe”. Amador fue su descubridor y la ha seguido estudiando durante los últimos años, develando cada vez más sus misterios, razón por la cual ganó el Premio Nacional de Ciencia Clodomiro Picado Twight en su edición 2008.
¿Qué es? La “corriente en chorro atmosférica del Caribe” es un fuerte flujo de aire originado en el mar Caribe, a unos 1.000 kilómetros al noreste del puerto de Limón, aproximadamente.
Tiene relación con el fenómeno de los vientos alisios, que se mueven desde el norte del planeta hasta las zonas tropicales.
Amador señaló que, aunque forma parte de los vientos alisios, la “corriente en chorro atmosférica” es una sección que se mueve mucho más rápido y alcanza hasta los 90 kilómetros por hora.
“Esa es una velocidad muy alta, difícilmente una persona podría mantenerse de pie frente a una corriente de viento como esta”, comentó el científico.
Este flujo de aire se mueve aproximadamente a un kilómetro de altura sobre la superficie cuando se acerca a Costa Rica desde el Caribe.
Cómo se forma exactamente la corriente es algo que los científicos aún ignoran, y el trabajo actual de Amador consiste precisamente en averiguar las causas del fenómeno.
¿Cómo influye? “Como toda corriente, este fenómeno transporta una gran cantidad de material, especialmente humedad”, señaló Amador.
La presencia de esta humedad afecta el clima de todo el Caribe centroamericano, y sus consecuencias llegan incluso al golfo de México, así como a las grandes planicies norteamericanas.
De acuerdo con las investigaciones de Amador, en Costa Rica la “corriente en chorro atmosférica del Caribe” influye dependiendo de la época del año y si se presenta el fenómeno de El Niño o de La Niña.
Mientras El Niño implica temperaturas más altas de lo normal en el aire y las aguas de las zonas cercanas al ecuador, con La Niña sucede lo contrario.
Cuando es el verano en el hemisferio norte (de junio a agosto) y al mismo tiempo se presenta El Niño, el núcleo de la corriente es mucho más intenso.
“Por eso, el veranillo de San Juan es más intenso con El Niño”, comentó Amador.
Mientras, si es el fenómeno de La Niña el presentado ese año, sucede lo contrario: la corriente es menos intensa y, por lo tanto, el veranillo es menos intenso.
“Lo importante es que la corriente transporta humedad y por eso su intensidad está asociada con aspectos climáticos”, señaló el científico.
Una corriente más fuerte implica más humedad para la zona, y más humedad puede influir directamente en el régimen de lluvias.
Después de analizar la corriente durante el verano en el hemisferio norte, durante el 2003, Amador realizó el mismo ejercicio con el invierno (de enero a marzo).
“Me encontré con que las cosas eran al revés: con El Niño la corriente disminuía mientras que aumenta cuando está La Niña”, dijo Amador.
Así, el científico llegó a tener claro todo el ciclo de la “corriente en chorro atmosférica del Caribe”. Durante el mes de abril, al mismo tiempo que los alisios no se sienten mucho, la corriente es débil.
A finales de junio se comienza a formar con más fuerza y alcanza su máximo en julio.
Posteriormente decrece y da paso a las fuertes lluvias de los meses de setiembre y octubre.
En diciembre comienza a aumentar de nuevo, junto a la llegada de los alisios, después de lo cual decrece otra vez y reinicia su ciclo.
“Como puede ver, el asunto es complicado. La primera idea la tuve cuando hacía mi doctorado en Inglaterra, a comienzos de la década de 1980, y el último artículo (el que presentó al jurado del Premio Nacional) se ha publicado a finales del 2008”, agregó el científico.