
Para muchos, el año 2009 será recordado como el período en que se confirmó la existencia de agua en la luna más allá de cualquier duda razonable.
“Se está viendo la culminación de un montón de misiones instrumentadas específicamente para responder esta duda”, dice Paul Spudis, del Instituto Planetario Lunar (LPI), organismo de Houston, Texas, financiado por la NASA.
A principios de ese año, el Orbitador de Reconocimiento Lunar de la NASA y la nave espacial india Chandrayaan-1 detectaron posibles rastros químicos de agua lunar. Y luego la NASA anunció que gracias a los impactos lunares de LCROSS se habían recogido muestras con cantidades “significativas” de agua de un cráter.
Pero, ¿de dónde proviene el agua lunar?
“¿Fue depositada en un evento único importante reciente o es algo que ha estado allí durante miles de millones de años?”, cuestiona Peter Schultz, científico de LCROSS de la Universidad Brown, Rhode Island. “No lo sabemos”, acepta.
En este momento hay tres teorías científicas importantes sobre cómo llegó el agua a la Luna –y una cuarta idea “salvajemente especuladora”– que todavía no puede ser descartada.
Empuje de volcanes. El agua lunar ha estado allí desde siempre, afirma una teoría: el agua fue un ingrediente de la creación lunar, como lo fue en la Tierra. Según esta idea, el agua está concentrada en el interior de la Luna.
En el pasado distante, cuando la ahora “muerta” Luna tenía un núcleo caliente, erupciones volcánicas o “vómitos” gaseosos, lentamente empujaron el agua hacia la superficie, donde ha estado congelada desde entonces, dice Spudis, explicando la teoría.
Agua “se cocinó” en la superficie. El agua lunar podría haberse formado en la superficie, con algo de ayuda del Sol, especulan algunos científicos.
El Sol emite constantemente un torrente de partículas llamadas viento solar.
Iones de hidrógeno con carga positiva, o protones del viento solar podrían golpear la Luna e interactuar con minerales ricos en oxígeno del suelo lunar para formar H 2 O, compuesto conocido como agua, según explica esta teoría.
La formación de agua a través del viento solar sería un proceso lento, afirma Schultz.
Pero, “incluso si únicamente se acumula una molécula (de agua) por día de esta forma, con el paso de miles de millones de años se pueden hacer muchas cosas”, agrega el científico.
Cometas y asteroides. Algunos científicos afirman que el agua lunar podría ser un regalo de cometas cargados con agua y asteroides mojados los cuales se estrellaron contra el satélite en el pasado distante.
Luego de un impacto como este, la mayor parte del agua hubiera resultado lanzada al espacio, pero algunas moléculas lentas pudieron haber sido capturadas por la gravedad de la Luna.
“La idea es que cometas o asteroides cargados de agua golpean la luna y crean una nube de vapor de agua que pende sobre la vecindad de la superficie lunar”, según la explicación hecha por Spudis.
“Parte del agua eventualmente migra a las áreas polares, donde podría abrirse paso hacia una ‘trampa fría’, área permanentemente frígida, como un cráter polar adonde la luz del Sol nunca llega.
Una trampa fría es demasiado helada como para dejar que el hielo se sublime –que se convierta directamente en gas– y la Luna, carente de aire, es inhóspita para el agua líquida.
Como resultado, teóricamente el agua permanecería congelada por eones.
El agua lunar provino de la Tierra. Hay dos formas en que el agua terrestre habría terminado en la Luna, y ambas únicamente pudieron haber sido posibles cuando la Tierra y la Luna estaban más cerca una de la otra, hace miles de millones de años, afirma Schultz.
Para empezar, durante períodos prehistóricos cuando el campo magnético de la Tierra era inexistente o débil, el viento solar pudo haber sacado vapor de agua de la atmósfera de nuestro planeta para depositarla sobre la luna.
O tal vez un asteroide catastrófico o impactos de cometas sobre la Tierra lanzaron agua de mar al espacio, y la Luna, al describir su órbita, pasó a través de la nube de vapor, emergiendo más o menos empapada.
Ambos escenarios son teóricamente posibles, aunque Schultz admite que “estamos en terreno especulativo”.
Pero es exactamente allí donde el agua lunar vivió hasta apenas unos cuantos días.