El mundo entero recibió ayer con sorpresa el anuncio de que el presidente Barack Obama ganó el premio Nobel de la Paz 2009.
Según el Comité Nobel, el reconocimiento a Obama se fundamenta en “sus esfuerzos extraordinarios para reforzar la diplomacia y cooperación internacional entre los pueblos”.
El Comité “ha puesto una especial importancia a la visión y trabajo de Obama por un mundo sin armas nucleares”, según consigna el anuncio oficial.
El Nobel para el presidente Obama parece estar más justificado en la esperanza de lo que pueda llegar a hacer durante el resto de su mandato y no en lo que ha logrado hasta ahora.
El mismo Obama aceptó que el galardón no es un premio a sus logros, sino “un reconocimiento de los objetivos que he establecido para EE. UU. y el mundo”.
“No creo que merezca estar en compañía de tantas personalidades transformadoras que han sido distinguidas con este galardón”, afirmó Obama en su primera aparición pública tras el anuncio del Comité Nobel.
En su testamento en 1895, Alfred Nobel estipuló que el premio de la Paz debía entregarse a quien hubiera realizado el mayor esfuerzo o el mejor trabajo por la fraternidad entre las naciones y la abolición o reducción de los ejércitos permanentes, así como la formación y propagación de un congreso de la paz.
No obstante, en ocasiones anteriores el Comité ha hecho una interpretación amplia sobre estos lineamientos, incluyendo los esfuerzos para combatir la pobreza, enfermedades y hasta el cambio climático.
Nobel de la esperanza. El Comité elogió la nueva actitud mundial desatada por la elección de Obama y sus llamados en favor de la paz y la cooperación, aunque reconoció que sus iniciativas no han producido aún frutos en grandes temas como la reducción de arsenales nucleares, los conflictos de EE. UU. con el mundo musulmán y la lucha contra el cambio climático.
No obstante, en el campo de las acciones, Obama ya renunció al escudo antimisiles que su antecesor, George W. Bush, había planeado en Polonia y República Checa, lo cual agradó a Rusia y permitió reanudar con Moscú las negociaciones sobre una reducción de sus respectivos arsenales nucleares.
El presidente costarricense, Óscar Arias, quien recibió el mismo galardón en 1987, calificó la designación como “visionaria”. “No se trata de un premio por alguna acción concreta, sino por haber establecido una nueva política, una política de esperanza que en nueve meses ha contagiado a buena parte de la humanidad”, expresó Arias.
En Medio Oriente el anuncio fue acogido con especial emoción y con la esperanza de que sirva para impulsar la paz en la región. Para el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, el premio muestra la esperanza en que la presidencia de Obama “promueva una nueva era de paz”, mientras que la Autoridad Nacional Palestina expresó su deseo de que el premio sea “una motivación adicional para el presidente Obama para trabajar aún más duro por la paz en nuestra región”, dijo su portavoz, Ghassan Khatib.
Obama recogerá el premio el 10 de diciembre en Oslo, Noruega.