
Moléculas orgánicas complejas fueron detectadas en el interior de Encélado, una de las lunas de Saturno, lo cual abre nuevas posibilidades para encontrar vida extraterrestre.
Esta revelación, publicada el 1.° de octubre en la revista Nature Astronomy, se basa en datos analizados de la misión Cassini, desarrollada por la Nasa, la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia Espacial Italiana, entre 2004 y 2017.
Encélado, la sexta luna más grande de Saturno, expulsa columnas de hielo y vapor por su polo sur. Aunque este fenómeno era conocido desde hace años, la revisión de datos del Analizador de Polvo Cósmico (CDA) de la sonda Cassini permitió identificar compuestos orgánicos inéditos en los gránulos eyectados desde el subsuelo.
Los científicos confirmaron la presencia de ésteres, alcenos, éteres y compuestos ricos en nitrógeno y oxígeno, lo que sugiere que el océano subterráneo de Encélado mantiene reacciones químicas complejas, similares a las que originan vida en la Tierra.
Muestras sin alteración espacial
El valor del hallazgo también radica en la frescura de las muestras. Mientras que los granos de hielo que alimentan el anillo E de Saturno pueden tener siglos de antigüedad, los fragmentos ahora estudiados fueron capturados minutos después de ser expulsados del interior de Encélado, antes de sufrir alteraciones por la radiación espacial.
La ESA explicó que estas moléculas complejas tienen estructuras similares a cadenas orgánicas presentes en la Tierra, algunas capaces de producir precursores de aminoácidos, fundamentales para el desarrollo de la vida.
Condiciones propicias para la vida
A partir de estos resultados, los científicos concluyen que Encélado reúne los tres elementos básicos para la vida: agua líquida, una fuente de energía y moléculas orgánicas complejas. Esta constatación revitaliza los planes de la ESA para lanzar una misión exclusiva a Encélado en 2042, con el fin de orbitar el satélite y aterrizar en su polo sur.
El investigador Nicolas Altobelli, vinculado al proyecto Cassini, destacó que los nuevos hallazgos, obtenidos décadas después de la recolección de datos, demuestran el impacto duradero de la misión y su relevancia para las futuras exploraciones de lunas heladas en Saturno y Júpiter.

Aunque la investigación incrementa las esperanzas de detectar vida, los expertos insisten en que la presencia de moléculas orgánicas no constituye una prueba directa de organismos vivos. Sin embargo, cualquier resultado obtenido por una futura misión será determinante.
El científico Nozair Khawaja, autor principal del estudio y afiliado a la Universidad Libre de Berlín, sostuvo que incluso si no se encontrara vida, eso abriría nuevas preguntas sobre las condiciones necesarias para que surja en ambientes aparentemente adecuados.
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