Es la primera vez que la ciudad recibe conjuntamente un grupo de pinturas y esculturas tan destacadas en el ámbito internacional, así que bien probable es que Arte del siglo XX sea una de las mejores exposiciones programadas este año en Argentina.
Caminando la historia. Se encuentra desde Pintura , la obra más antigua de la colección y que fue creada por Joan Miró en 1927, hasta la escultura en bronce de Magdalena Abakanowics, de 1990.
El visitante puede pasear durante unos minutos o unas horas, según dicte su curiosidad, por la historia del arte moderno y percibir los cambios culturales en las décadas del siglo XX.
Los curadores Cecilia Rabossi y Juan Carlos Pereda se ocuparon de distribuir la exhibición en cinco salas temáticas sin perder de vista que la esencia de la muestra está en el diálogo entre las obras.
En la primera estancia se puede ver los intentos de reinterpretar el mundo de grandes autores como Picasso, con Desnudo sobre un diván , o Francisco Toledo y su tela Mujer atacada por peces . En la segunda sala, las reacciones abstractas de Mathias Goeritz, Jean Le Moal y Manolo Millares ante la II Guerra Mundial se expresan a través de diversas creaciones.
La abstracción geométrica de Bonevardi, Smith, Negret y Nevelson, y las experiencias tridimensionales y el pop art de artistas como Georges Segal, se exhiben en las dos salas del primer piso.
A pesar de que el arte cinético y óptico no era particularmente del agrado de Tamayo, sabía que aportaba experiencias importantes en la historia artística, como La última cena del argentino Leopoldo Mahler, y no quiso limitar la colección a sus preferencias.
Una panorámica. Observar la selección de más de 80 piezas figurativas y abstractas que se encuentran en Buenos Aires permite comprender cuáles fueron las afinidades de Tamayo y las influencias que fue incorporando en su obra.
"El público se encuentra con un panorama muy rico del arte del siglo XX y puede comprender lo que buscaba Tamayo. Tener la posibilidad de confrontar a los artistas le da un panorama histórico muy amplio", explica la curadora Rabossi.
No falta una representación del Tamayo artista, quien supo esbozar una síntesis de las raíces prehispánicas y incorporarlas a los movimientos vanguardistas internacionales.
El color y la luz son hilos conductores de las creaciones del mexicano, representadas en Buenos Aires por Mujer en blanco (1976) y Sandías (1968).
La aceptación de la exposición parece ser muy buena, y en el primer fin de semana ya fueron alrededor de 2000 las personas que se acercaron a verla, cifra que, se espera, irá en aumento en los próximos meses.