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París. AFP. Los mercaderes que viajaban por la Ruta de la Seda, entre China y el Mediterráneo, llevaban consigo no solo oro, telas, especias y té, sino también enfermedades infecciosas y parásitos intestinales.
Un examen cuidadoso de antiguos retretes en la vieja ruta reveló que, hace 2.000 años, los mercaderes transportaron estos gusanos a través de largas distancias, indicó un equipo de investigadores chinos y británicos en un estudio publicado en la revista Journal of Archaeological Sciences.
Los investigadores utilizaron microscopios para examinar excrementos preservados en el papel higiénico de la época, unos “palitos de higiene personal” hallados en la posada Xuanquanzhi de Dunhuang, en el noroeste de China.
El retrete fue fechado en el año 111 a. C., durante la dinastía Han, y se siguió usando hasta el 109 de nuestra era.
Siete palitos higiénicos contenían huevos de cuatro especies de parásitos: nematodos, tricocéfalos, céstodos y duela hepática china.
La duela, un parásito que causa dolor, diarrea, trastornos hepáticos y hasta cáncer de hígado, necesita un ambiente húmedo para sobrevivir, cuando en realidad la zona de Dunhuang es una región desértica muy árida.
“La duela hepática no puede haber sido endémica en esta región tan seca”, indicó la Universidad de Cambridge, cuyos investigadores formaron parte del estudio.
“De hecho, basándonos en la prevalencia de la duela hepática china, su región endémica más cercana al lugar del retrete de Dunhuang se encuentra a 1.500 kilómetros, y se trata de una especie frecuente en la provincia de Guandong, a unos 2.000 km de Dunhuang”, prosiguió la universidad británica en su comunicado.
Xuanquanzhi era una escala habitual de mercaderes, exploradores, soldados y emisarios.
Los palitos higiénicos de madera con tela enroscada examinados en el estudio fueron hallados en excavaciones realizadas en Xuanquanzhi en 1992.
Durante mucho tiempo se supuso que la Ruta de la Seda había ayudado a diseminar la peste bubónica, la lepra, el carbunco y otras enfermedades infecciosas entre el este de Asia, Oriente Medio y Europa, aunque las pruebas arqueológicas eran escasas.
“Haber hallado pruebas de estas especies (duela hepática) en el retrete indica que un viajero llegó al lugar procedente de una región húmeda de China, donde el parásito es endémico”, indicó Piers Mitchell, uno de los autores de la investigación.
“Esto demuestra por primera vez que los viajeros de la Ruta de la Seda fueron responsables de la diseminación de enfermedades infecciosas a lo largo de esta ruta en el pasado”, destacó Mitchell.
La Ruta de la Seda, que lleva el nombre del principal producto que transitaba por ella, era una red interconexa de rutas comerciales que cruzaban Eurasia.
Comenzaban en China, pasando por Mongolia, Pakistán, el antiguo reino de Persia, Tayikistán, Uzbekistán, Siria, Alejandría en Egipto, Rusia y en ese entonces Constantinopla, lo que hoy es la ciudad de Estambul en Turquía, que constituía la puerta de entrada a Europa.
