De acuerdo con la arqueóloga Lourdes López Camacho, del Museo Nacional de Historia, las investigaciones en el cerro del Chapulín han servido para documentar la forma en que los antiguos habitantes del Valle de México tenían una verdadera veneración por el bosque y el agua de Chapultepec, la cual se remonta a la época teotihuacana (100 a. C. a 600 d. C.).
“Chapultepec era un lugar sagrado. Allí tenían templos y casas de descanso los gobernantes Moctezuma Ilhuicamina, Ahuízotl y Moctezuma Xocoyotzin, así como el de Texcoco, Nezahualcóyotl, a quien las crónicas coloniales atribuyen la construcción del acueducto prehispánico que surtía de agua a la Gran Tenochtitlan”, explicó la especialista.
La arqueóloga destacó que el sistema hidráulico aprovechaba los manantiales que surgían del cerro y estaba compuesto por depósitos y canales rudimentarios.
Este mecanismo sirvió para alimentar el acueducto prehispánico, formado por un caño abierto que corría casi a ras del suelo, el que después de la conquista también fue utilizado en la época colonial. Los acueductos son conocidos como “Baños de Moctezuma”.