Aunque la palabra hipopótamo significa en griego "caballo de río", el estudio de tres biólogos deja en evidencia que este es un término erróneo para definir a ese animal. Esto se debe a que su pariente vivo más cercano no es un cerdo ni un caballo -como se creía-, sino una ballena.
Esas conclusiones se difundieron por Internet en Proceedings , revista de la Academia Nacional de Ciencias de EE. UU.
Son fruto de investigación del científico Jean-Renaud Boisserie, de la Universidad de California en Berkeley, y de sus colegas franceses Fabrice Lihoreau y Michel Brunet (de la Universidad de Poitiers, Francia), y de la Universidad de N'djamena en Chad.
Según los científicos, la muestra molecular estudiada indica que hace 50 ó 60 millones de años existió un ancestro común, llamado antracótero . Ese animal sería el eslabón que faltaba entre los hipopótamos y los cetáceos.
Parentesco genético
La investigación nació cuando Boisserie empezó a trabajar con fósiles de hipopótamos en Chad y se percató de que tenía los datos necesarios para resolver la histórica incógnita de dónde proceden evolutivamente esos mamíferos.
Para ello, Boisserie analizó la osamenta de una ballena antigua -¡y con patas!-, encontrada en el 2001 en Pakistán.
Encontró que la ballena poseía características idénticas a las de los artiodáctilos, animales que tienen un número par de pezuñas en cada una de sus extremidades.
Luego, en equipo, los científicos examinaron los fósiles de ballenas e hipopótamos antiguos y les hicieron pruebas genéticas.
Con ese análisis, obtuvieron la certeza de que existió el antracótero, un mamífero de cuatro patas adaptado a la vida acuática.
Los investigadores señalan que de este espécimen se derivaron dos grandes grupos: los cetáceos y los cuadrúpedos artiodáctilos.
Se sabe que los primeros, los cetáceos, se alejaron de la tierra huyendo de los grandes depredadores y paulatinamente se transformaron en animales completamente marinos, como las ballenas y los delfines.
Por otra parte, las vacas, los cerdos, los camellos o las jirafas (que pertenecen a lo que se conoce como los cuadrúpedos artiodáctilos ) se mantuvieron sobre la plataforma continental durante aproximadamente 40 millones de años y poblaron el planeta. A partir de ellos se formaron 37 géneros distintos en todo el mundo.
Antes de desaparecer, hace 2,5 millones de años, los cuadrúpedos artiodáctilos dejaron en África a quienes serían sus únicos descendientes: los hipopótamos, que pesan en promedio 4.500 kilogramos cada uno.
Amantes del agua
"Ciertamente, ballenas e hipopótamos no se parecen en la forma física, pero al menos tienen en común su debilidad por el agua porque es cosa de familia", enfatiza el estudio.
Nótese que los hipopótamos pasan la mayor parte del tiempo dentro del agua y son excelentes nadadores.
Además, estos animales se alimentan de la vegetación que existe en el fondo de los ríos y lagos.
"La disparidad entre la morfología de ballenas y de hipopótamos radica en que hay una brecha de más de 40 millones de años entre los fósiles de los primeros cetáceos -los arqueocetos- y los primeros hipopótamos", añade Boisserie.
Los resultados de la investigación han despertado interés mundial ya que la discusión sobre los parientes más cercanos de los hipopótamos es un asunto que ha animado los estudios durante los últimos doscientos años, desde que esos fósiles de animal fueron descubiertos por el paleontólogo francés Georges Cuvier.