Un grupo de investigadores ha logrado identificar una molécula que actúa a nivel cerebral y es clave en el desarrollo de la adicción a la nicotina.
El hallazgo, publicado hoy en la revista Science , abre la puerta al desarrollo de fármacos que ayuden a eliminar la adicción al fumado, vicio que mata a cuatro millones de personas cada año.
Quienes son –o alguna vez fueron– fumadores, saben muy bien que dejar el vicio es una tarea difícil. La exposición a la nicotina, un alcaloide que se encuentra naturalmente en las hojas del tabaco, causa cambios en la composición cerebral y genera dependencia.
Fumar tabaco hace que se libere en el cerebro dopamina, un neurotransmisor que produce placer, además de mejorar la concentración y la memoria.
Sin embargo, ¿cuáles son los caminos que utiliza la nicotina para lograr que en el cerebro se libere más dopamina de lo normal? ¿Cómo se genera la adicción? La investigación de Andrew Tapper y sus colegas del Instituto Tecnológico de California, la Universidad de Colorado y la Universidad de Leipzig, en Alemania, parece haber encontrado respuestas a esas preguntas.
Cerebro secuestrado
En el cerebro, el centro de información y comando del cuerpo humano, todas las acciones se dan a través de la sinapsis, una comunicación de las neuronas que se lleva a cabo a través de estímulos eléctricos y sustancias químicas (neurotransmisores).
La dopamina, esa sustancia que genera placer, es uno de esos neurotransmisores, pero no se libera indiscriminadamente. Para que una neurona especializada en crear dopamina libere esa sustancia, debe recibir una señal que se lo indique.
Esa señal es dada por la acetilcolina, otro neurotransmisor que es liberado por la neurona vecina que desea excitar a la otra célula nerviosa. La neurona excitada recibe ese neurotransmisor a través de puertas especiales (receptores) que solo se abren durante unas milésimas de segundo, el tiempo exacto para que segregue la cantidad de dopamina que el cuerpo requiere.
Una vez cumplida la tarea, se libera una enzima llamada aceticolinesterasa, encargada de destruir la acetilcolina que queda, para evitar que las neuronas se sobreexciten y liberen demasiada dopamina.
La nicotina es muy inteligente, pues lo que hace es secuestrar el mecanismo de liberación de dopamina: se hace pasar por acetilcolina y utiliza sus mismas puertas de entrada a las neuronas que generan dopamina. La única diferencia es que la nicotina no es destruida por la acetilcolinesterasa, por lo que se queda latente más tiempo que unos milisegundos, liberando cantidades más grandes de dopamina.
Existen varios tipos de receptores o puertas de entrada de acetilcolina que pueden ser utilizados por la nicotina. El estudio que se da a conocer hoy revela que uno de ellos, el alfa-4, es fundamental en el proceso de la adicción.
La puerta alfa-4
La novedosa investigación se llevó a cabo en ratones modificados genéticamente para que sus neuronas tuvieran muchos más receptores alfa-4 que un ratón normal.
Los ratones con las neuronas mutadas resultaron ser sensibles a concentraciones muy bajas de nicotina; se trata de una cantidad 50 veces menor que el nivel de nicotina que presenta la sangre de un fumador típico. Además, una vez expuesta a la nicotina, la neurona mutada siguió reaccionando de forma más robusta en las siguientes exposiciones a la sustancia adictiva, segregando más dopamina que una neurona normal secuestrada por la nicotina.
Los resultados del experimento hacen evidente que el alfa-4 es una molécula fundamental en el desarrollo de la adicción a la nicotina. Estudios más a fondo de esta molécula pueden llevar al desarrollo de fármacos que bloqueen la segregación de dopamina ante la exposición de la nicotina, lo que ayudaría a que los fumadores dejen el vicio.
Y no solo eso. El hallazgo también da pistas en torno al porqué algunas personas son más susceptibles a la adicción al tabaco que otras, señala Daniel Bertrand, investigador del departamento de neurociencias de la Universidad de Ginebra, Suiza. En un artículo que también se publica hoy en Science , Bertrand sugiere que es posible que existan diferencias genéticas que hacen que una persona tenga más receptores alfa-4 que otra, haciéndola genéticamente más vulnerable a la adicción a la nicotina. Para clarificar esto será necesario realizar otros estudios.