Científicos franceses y rusos descubrieron un tipo de virus gigante, que permanecía congelado, desde hace 30.000 años, en Siberia.
La especie encontrada era desconocida para la ciencia. Se hallaba en el permafrost, una capa del suelo que ha estado congelada por largo tiempo.
Al virus, los científicos lo llamaron Pithovirus sibericum , en referencia a los jarrones griegos y a su aparente similitud con el género Pandoravirus .
El organismo descubierto es hasta 1.000 veces más grande que otros conocidos. Aun así, mide solo 1,5 micrómetros, poco más de una centésima parte del grosor de un cabello humano.
Desde hace 10 años, los científicos conocen de la existencia de virus gigantes, pero este es el más antiguo conservado, hasta la fecha.
Técnicamente, los científicos en este estudio no revivieron a un organismo, ya que los virus no están considerados como seres vivos.
Entre otras razones porque los virus no se reproducen de manera autónoma, que es un requisito fundamental para la vida.
Estos parásitos usan los mecanismos de las células que invaden para reproducirse.
Hallazgo. Para encontrar el virus, los científicos usaron células de un tipo de ameba ( Acanthamoeba ) como carnada. Ellos colocaron pequeños trozos del hielo siberiano en los cultivos de ameba.
Un día después, los investigadores notaron que muchas de las amebas murieron.
El virus logró infectar a las amebas, a pesar de haber pasado miles de años congelado. El Pithovirus usó a las amebas para replicar su material genético y creó así varias copias de sí mismo.
Los científicos observaron al virus con un microscopio electrónico y analizaron sus genes. La principal conclusión del equipo de investigadores es que los virus gigantes son más diversos y comunes de lo que se pensaba.
Su genoma y forma de reproducción son similares a los de otras especies, pero su combinación de características resultó ser tan única que el virus ameritó que se le creara su categoría propia.
Hasta el momento, el Pithovirus es el tercer tipo de virus gigante conocido, junto con el Pandoravirus y el Mimivirus .
El permafrost que existe en Siberia y en otras regiones frías del planeta, probablemente, esconde muchos otros virus hasta ahora desconocidos.
Los autores del estudio no descartan la posibilidad que el cambio climático libere a estos virus del suelo y alguno de ellos pueda infectar a animales o seres humanos.
El estudio fue publicado en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences .